Se inicia la época del año en que nos cuestionamos, nos planteamos nuevas metas para comenzar de nuevo, y muchas veces nos sentimos melancólicos y reflexivos.
¿Qué me falta por hacer? ¿Lo que he hecho hasta el día de hoy realmente vale la pena? ¿Encuentro la finalidad de lo que hago y vivo? El sentido de nuestra vida está en juego constantemente. El propósito de las cosas que hacemos, su finalidad, nos sacude con respuestas inciertas.
Se habla de creencias, espiritualidad y dogmas morales. Pero en realidad el contacto del espíritu, la esencia de cada ser humano, va más allá de todo lo aprendido. Es este encuentro interno con tu ser supremo, una comunicación profunda con la verdad de nuestra propia existencia.
Cada ser humano elige comunicarse con su ser verdadero, desde distintos puntos. Partimos de lo que nos han enseñado de niños. En ocasiones solo vamos repitiendo lo que escuchamos sin detenernos a ponerlo en duda. Pero el contacto verdadero con nuestra expansión solo puede derivarse de la convicción profunda de que se nos guía, se nos respalda y escucha en un plano superior a lo mundano.
¿Alguna vez te detienes a buscar respuestas? En la espiritualidad verdadera de cada ser humano se encuentra todo aquello que tantas veces buscamos fuera. No existe respuesta más certera que la voz interna, porque vienes equipado con todo lo que requieres para ser feliz. Solo que a veces no podemos verlo. O lo negamos por miedo, desconocimiento o duda.
La espiritualidad es un aspecto esencial para vivir. Es una vida interior, algo que no es mente y cuerpo sino espíritu. Es algo más amplio que una religión, un proceso dinámico mediante el cual las personas encontramos trascendencia, un sentido final a la vida, nuestro ser interior.
Pero dejemos de buscar respuestas aprendidas por otros. Nos corresponde comprender esa brújula única e íntima que cada uno lleva dentro. Confiar en la existencia de ese único y maravilloso contacto como algo en lo que puedo confiar reduce el estrés, expande la conciencia y nos invita a una vida plena.
Vívete desde el amor profundo y deja de buscar fuera. Confía y cree en lo que tú elijas. Solamente asegúrate de que el hacerlo te convierta en un hombre más perfecto y te invite a ser la mejor versión de ti, este ser en expansión que encuentra el propósito y el sentido en constante crecimiento. No te autodestruyas, no te contraigas, porque el verdadero éxito en la vida es comprender para qué estamos aquí.
La espiritualidad puede ser aquello que te impulse, te sane y te integre en una nueva forma de vida en conciencia y crecimiento. Conviértete en la mejor persona que existe dentro de ti. Acude de vez en cuando a esa brújula interna, y todo tomará sentido.