Existe una amplia relación entre la diabetes en todas sus formas y los trastornos de salud mental. Las personas que experimentan episodios depresivos tienen entre 40 por ciento y 60 por ciento más de probabilidades de desarrollar diabetes tipo dos, que el resto de la población en general. Sus episodios duran más y tienen una mayor probabilidad de recurrencia, mientras que la carga de síntomas se cuadriplica, señala Chris Ball, consultor médico de Vida y Salud en Londres de Gen Re.
La presencia de ambos trastornos aumenta la mortalidad por todas las causas en comparación con la diabetes sola. Aliviar los síntomas depresivos tiene un efecto significativo en el estado de ánimo, pero mucho menos en el control del azúcar en sangre, agrega el consultor médico de Gen Re, al abordar el tema de las consecuencias de la diabetes en la salud mental.
La angustia por diabetes es, por ejemplo, un concepto que consta de varios elementos estrechamente relacionados. Las definiciones varían, pero las características comunes incluyen la carga emocional de vivir con este padecimiento, la autogestión diaria y las posibles complicaciones; así como el impacto social de la diabetes (estigma, discriminación, falta de comprensión) y las dificultades encontradas entre la persona con diabetes y la prestación de servicios destinados a ayudarla y las implicaciones económicas, apunta Ball.
El representante de Gen Re indicó también que quien tiene diabetes, puede presentar un “agotamiento” por esa razón que, al igual que ocurre con el decaimiento ocupacional, la persona experimenta cansancio físico y emocional, especialmente cuando a pesar de sus mejores esfuerzos, el control del azúcar en sangre sigue siendo errático.
“Ser capaz de ver más allá de las lecturas de azúcar en sangre y estar dispuesto a preguntar y explorar el significado de la enfermedad para el individuo es clave. Otros problemas específicos incluyen el miedo a la hipoglucemia y la resistencia psicológica a la insulina”.
La hipoglucemia, apunta, puede ser tanto grave como angustiosa hasta el punto de que algunas personas que viven con diabetes elevan deliberadamente sus niveles de azúcar en sangre como medida preventiva o controlan los síntomas corporales como si se debieran a una hipoglucemia, sin ningún análisis de sangre. Si estos comportamientos persisten, el control de la diabetes empeora y aumenta el riesgo de complicaciones mientras disminuye la calidad de vida.
Finalmente, Chris Ball opina que, desde la perspectiva de los seguros, mejorar el reconocimiento de los problemas de salud mental comórbidos (no solo las enfermedades) es importante como parte de la comprensión total de los riesgos en la suscripción y garantizar que las intervenciones en la etapa de reclamaciones sean tan específicas y efectivas como sea posible para garantizar la continuidad y el bienestar del reclamante.