Tener hígado graso es una condición que puede conducir a desarrollar enfermedades crónico-degenerativas, tales como diabetes, hipertensión, fibrosis, cirrosis e incluso cáncer de hígado. Debido al elevado índice de sobrepeso y obesidad que existe en México, se estima que entre el 25 y 40 por ciento de las personas pueden tener afectado de esa manera el hígado y no saberlo, hasta que el diagnóstico surge como consecuencia de la aparición de otra enfermedad correlacionada.
Es la información obtenida en entrevista con el doctor Mijail Tapia, especialista en diabetes, hipertensión e hígado graso y director de la empresa Mejorando tu Salud, para indagar qué tipo de enfermedades puede desencadenar este padecimiento que, pese a su imperceptible sintomatología, generan el mayor costo por indemnizaciones en salud a la industria de seguros.
A propósito de que el 13 de junio se conmemoró el Día Mundial del Hígado Graso, Mijail Tapia apuntó que este padecimiento consiste en una acumulación de grasa por encima del 5 por ciento dentro del tejido del hígado y el problema de su detección es que es completamente asintomática, es decir, las personas no van a sentir nada y se dan por enterados hasta que, por diagnóstico colateral de una enfermedad asociada les informan: ¡ah!, por cierto, también tiene el hígado graso.
La buena noticia es que es reversible. Desafortunadamente, por desconocimiento, tener nulos hábitos de prevención, más llevar una alimentación que favorece la obesidad o el sobrepeso, esta condición, que puede mitigarse con ejercicio y un dieta adecuada, deriva en enfermedades que deterioran la salud o comprometen la vida.
Teniendo claro que el factor central de riesgo es el sobrepeso u obesidad, Mijail Tapia dijo que la principal recomendación es tener bajo control dicha causa que, como toda enfermedad, tiene etapas. En el hígado graso son cuatro, y aunque en todas ellas se puede revertir el padecimiento, también es cierto que mientras más alta sea la etapa, mayores probabilidades de que se convierta en una circunstancia que favorezca la aparición de enfermedades más graves.
Sin embargo, dijo, pasando esas cuatro etapas, se empieza a complicar, ya que, el hígado comienza a inflamarse y se van creando cicatrices que provocan que se endurezca y afecte su funcionamiento, o bien, surjan enfermedades como la cirrosis o cáncer, cuya única solución es un trasplante.
Hay estudios que clasifican al hígado graso como la primera causa de cirrosis en México y, al ser una enfermedad incurable, excepto por un trasplante, (que no todos llegan a obtenerlo) afecta muchísimo la calidad de vida de las personas, precisó el especialista.
Finalmente, Mijail Tapia hizo un llamado a tener buenos hábitos de alimentación y hacer ejercicio, como pilares para mantenerse lo más alejado posible de este padecimiento que, con un poco de conciencia y compromiso personal, puede apartar enfermedades que generan serias consecuencias para la salud y la economía de las personas.
Es una realidad que un individuo que hace ejercicio, que come bien, tendrá un riesgo muy bajo de presentar hígado graso, y también lo es que alguna persona con este padecimiento, que asume el compromiso de cambiar drásticamente sus hábitos, particularmente hablando de ejercicio y de alimentación, puede revertir la condición.
Es muy importante resaltar que si en un momento dado alguna persona es diagnosticada con hígado graso, debe acercarse no solamente con el médico que lo diagnosticó, sino también, y muy importante, con su nutriólogo, que es quien les va a dar la llave del tratamiento que consta de tres pilares: la alimentación con una dieta que tenga un déficit calórico, el ejercicio y el tratamiento farmacológico, concluyó.