Los avances tecnológicos están provocando dolores de cabeza en el sector asegurador, ya que la implementación de drones, vehículos autónomos, inteligencia artificial y robótica obligará a las aseguradoras a evolucionar para poder evitar grandes catástrofes provocadas por estos sofisticados adelantos.
Esto advirtió Manuel García Pimentel, abogado miembro de la Asociación Nacional de Abogados de Empresa (Anade) y socio del despacho García Pimentel y Asociados, durante la conferencia Robocalipsis: ¿quién tiene la culpa? Responsabilidad legal de drones, robots, autos sin conductor y otros dispositivos autónomos, organizada por la Anade.
“El sector de los seguros está muy preocupado. Para ellos, los drones son un dolor de cabeza, ya que en caso de algún contratiempo el problema será por ejemplo cómo saber quién iba manejando ese dron, quién lo fabricó, quién creó el software si después de un accidente queda hecho polvo el dispositivo”, explicó García Pimentel.
El abogado especialista indicó también que el sector asegurador está buscando alternativas para ejercer la subrogación en accidentes aéreos ocasionados por drones. En ese sentido, agregó que en México no existe legislación que les permita ir más allá de la Responsabilidad Civil causada por este tipo de objetos no tripulados.
“Hoy en día se registran casos de drones que han entrado en turbinas y han provocado, por desgracia, la caída de aviones, algo similar a lo que sucede con las aves; son contingencias que existen. En estos casos, ¿cómo puedes atacar los daños causados por objetos? Lo que sí se podría atacar es el daño moral que sufre toda persona”, consideró el abogado.
La culpa es del humano; no de la máquina
A pesar de los avances tecnológicos y de que cada día hay mayor autonomía en una cantidad mayor de objetos, como vehículos y robots, el ser humano sigue siendo el responsable de los siniestros que ocurren, debido a que son construidos y manipulados por él.
“La máquina es el medio por el cual se lleva a cabo la acción; pero quien la ejecuta es el ser humano. El ser humano es el responsable de esos actos que realiza la máquina”, aseveró Carlos Mora Villalpando, miembro de la Anade y socio del despacho Mora & Abogados.
Mora Villalpando añade que el punto que se debe analizar es hasta dónde llega la responsabilidad del dueño del vehículo, hasta dónde se puede culpar a la máquina. Sugiere que una salida conveniente al problema es hacer un estudio desde el momento en que se adquirió el aparato, saber quién fue el responsable de su ensamblado y verificar si hubo algún defecto en su fabricación.
“No pretendo decir con esto que la tecnología irá en contra de nuestros intereses o que no debemos avanzar; más bien, todo lo contrario: la tecnología debe crecer. Pero ¿cómo podemos pensar o actuar cuando es un tema incontrolable? Por más que la tecnología nos facilite la vida, también es cierto que puede fallar, y ahí ocurren los accidentes”, argumentó Mora Villalpando.
Mejor regulación para afrontar los riesgos
En la actualidad existen diversos tipos de robots y de vehículos autónomos, además de los ya mencionados drones, cada vez más comunes. Para el uso de estos objetos voladores, ya existe en México una regulación.
“En nuestro país, los drones tienen una regulación, que habla principalmente sobre el peso del aparato y sobre la licencia que debe tener quien lo operará; pero es una ley muy ambigua porque, seamos honestos, quién realmente va a estar pendiente de ello”, explicó Mora Villalpando.
El abogado miembro de la Anade también comentó que en Europa existe una regulación más fuerte, ya que el manejo de cada dron debe consignarse en un registro y se debe indicar el uso que tendrá el aparato; por ejemplo, si su empleo tendrá un fin tecnológico, científico, de entretenimiento, entre otros.
Finalmente, Mora Villalpando consideró que estos temas de cibernética deben abordarse en conjunto y que hay que trabajar en aras de regulaciones que se adecuen a los avances tecnocientíficos observados en el país y que permitan afrontar con mayor claridad los riesgos y siniestros que éstos conllevan.