Enfermedades infecciosas y clima extremo condicionarán la operación del seguro en 2021

El Asegurador

La inesperada irrupción de la COVID-19 dejó el pasado año millones de decesos y amplió las desigualdades digitales, económicas y de salud en la humanidad. Sin embargo, se espera que 2021 sea un periodo en el que amenazas como las enfermedades infecciosas y el clima extremo se agudicen,   lo que condicionará aún más la operación del sector asegurador e inyectará mayor presión a la deteriorada situación financiera y social de gobiernos, empresas y personas a causa de la indomable pandemia.

Ése es el pronóstico que ofrecieron  Peter Giger, Chief Risk Officer de Zurich Insurance Company; y Emilio Granados, Head of Global Risk and Geopolitical Agenda del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), durante la presentación global y virtual del Informe de Riesgos Globales 2021, elaborado en conjunto por Marsh McLennan, SK Group y Zurich Insurance Group. Vale decir que este estudio formó parte de la agenda del WEF 2021, efectuado de manera virtual.

Al tomar la palabra, Giger apuntó que el año 2020 demostró que hacer caso omiso de la preparación y la administración de riesgos a largo plazo es un error muy costoso. En tal sentido, indicó que la frecuencia y severidad de los desastres naturales afectará durante este año a la actuación  de la industria aseguradora y obstaculizará aún más la cooperación global necesaria para atender desafíos como la degradación del medio ambiente.

“El mayor riesgo que tendrá que enfrentar el mundo en el futuro cercano sigue siendo la falta de acción sobre el cambio climático. No existe una vacuna contra las amenazas de esta índole, por lo que los planes de recuperación tras la pandemia deben ajustarse a los programas de sostenibilidad para reconstruir mejor al mundo”,  afirmó el ejecutivo de Zurich Insurance Company.

El Informe de Riesgos Globales 2021 también resalta que las amenazas asociadas a la naturaleza seguirán dominando el panorama de riesgos del sector asegurador en la década que recién acaba de iniciarse  en cuanto a frecuencia y severidad. Además puntualiza que las fracturas sociales, la incertidumbre y la ansiedad de los mercados dificultarán  más la coordinación entre países para revertir la destrucción económica provocada por la cepa vírica.

La investigación, que consultó la opinión de 700 expertos y tomadores de decisiones en todo el mundo, revela que los consultados reconocen que la crisis laboral, la desigualdad digital y la desilusión de la juventud también son peligros evidentes que tendrán que enfrentar los países a lo largo de los próximos dos años.

“En los últimos meses en el orbe se experimentó una abrupta aceleración en el uso de canales digitales, realidad que está cambiando profundamente  la expectativa del consumidor. No obstante, también hemos apreciado cómo  esta digitalización está deshumanizando a la población. Por lo tanto, las industrias deben prepararse para esta transformación en el comportamiento del cliente en la  cual tendencias como la movilidad compartida serán masivas;  así que el sector seguros desde su trinchera debe seguir muy de cerca esos comportamientos”, resaltó Giger.

Por su parte, Emilio Granados apuntó que las secuelas económicas y sociales producidas por la COVID-19 tendrán un efecto profundo en la manera en que las organizaciones interactúan con sus clientes y capital humano, incluso mucho tiempo después de que logren desplegarse de forma generalizada las vacunas. Sin embargo,  alertó que en la medida en que la nueva era del mundo corporativo se afiance  surgirán de forma simultánea un sinfín de vulnerabilidades.

“Como consecuencia de la pandemia, los países registrarán profundas alteraciones en sus cadenas productivas. Entonces, es probable que favorezcan su producción local, e inminentemente esto generará cambios en la conducta del consumidor y beneficiará la sostenibilidad de las naciones. Eso sí, es indispensable que tendencias como la digitalización y el teletrabajo no pongan en riesgo la generación de empleos”, añadió Granados.

A modo de corolario, el ejecutivo del WEF reconoció que la pandemia de 2020 fue un duro escollo que trastrocó los cimientos de las economías y las sociedades del orbe. Por ello, concluyó que los gobiernos y las empresas deben revisar constantemente sus estrategias de administración de riesgos si es que pretenden mejorar su nivel de resiliencia ante futuras adversidades.

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