La pandemia de COVID-19, el encierro, estrés, la incertidumbre, la crisis económica y los estados emocionales de angustia podrían incrementar hasta en 20 por ciento el riesgo de suicidio, al que es más vulnerable la población joven, afirmó la doctora Marian Cerna Trujillo, académica del área de Reflexión Universitaria de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Durante la inauguración del “Coloquio sobre prevención del suicidio”, organizado por el Departamento de Reflexión Interdisciplinaria de la Universidad Iberoamericana, Cerna expresó que en la emergencia sanitaria actual se han incrementado los temores de morir por el coronavirus, de perder familiares, de no generar las habilidades necesarias para enfrentar el mundo venidero, de no tener futuro y, sobre todo, de no tener medios de vida.
Cerna Trujillo indicó que en los últimos 45 años, el índice de suicidio ha aumentado 60 por ciento a nivel mundial. En México, dijo, no se han logrado disminuir los casos de suicidio. Al contrario, alertó, en los últimos 10 años dicho flagelo ha registrado un incremento, al pasar de 3 a 5.2 suicidios por cada 100,000 habitantes.
Cerna Trujillo destacó asimismo que “estar aislados y separados de las personas que se quieren, con poca actividad física y disminución de los estímulos cognitivos, entre otros factores, ha provocado que se vea el suicidio como una salida a tanto sufrimiento”.
La académica agregó que el suicidio es una de las principales razones de muerte entre los jóvenes que cursan la educación superior. De hecho, la angustia, la depresión y la falta de autoestima generan hasta 30 por ciento de las causas de muerte en los estudiantes universitarios. De ellos, menos de la mitad reciben o recibieron ayuda profesional antes del intento de suicidio.
Por su parte, Sylvia Schmelkes del Valle, vicerrectora académica de la Universidad Iberoamericana, declaró que de acuerdo con cifras previas a la pandemia, el suicidio en México es la cuarta causa de muerte entre los adultos, la segunda entre los jóvenes de 15 a 19 años de edad y la primera entre personas de 20 a 24 años.
Por otra parte, amplió Schmelkes del Valle, cálculos preliminares indican que desde el inicio de la pandemia, el suicidio y los intentos de suicidio han aumentado 43 por ciento entre jóvenes de 15 a 29 años en México, lo que evidencia que es un problema de salud pública de alta relevancia.
Con este panorama, afirmó Schmelkes del Valle, es importante analizar el suicidio desde múltiples perspectivas disciplinarias; desde lo social, desde lo clínico y desde lo educativo. Y como problema complejo que es, indicó, hacer este análisis desde sus diferentes causas, donde una de las más importantes es la depresión que, con la pandemia, se ha agudizado entre los jóvenes.
“Los jóvenes están en la etapa de forjar su personalidad, para lo cual el contacto con sus pares, ahora mermado o mitigado por la distancia, resulta esencial; porque es frente a sus pares que ellos adquieren su identidad, identifican lo que los une con los otros y lo que los diferencia. También es la época en la que se dan relaciones amorosas, que se preparan para una vida autónoma de los padres; relaciones amorosas que, en suma, están seriamente afectadas por la pandemia”, especificó la vicerrectora académica de la Universidad Iberoamericana.
Por último, la vicerrectora académica de la Universidad Iberoamericana puntualizó que quizás lo más grave es que la juventud es la etapa en que las personas hacen planes de vida, y el futuro se ha vuelto incierto, al tener que vivir un momento crítico como el actual, con agobio por la incertidumbre que trae consigo un mundo en crisis, en el que los cambios que vienen son difusos, frente a lo cual planear y proyectar se hace casi imposible. Esto, concluyó, genera ansiedad y depresión, que llevadas al extremo pueden conducir a deseos o incluso intentos de suicidio.