Motivar a las empresas y a sus colaboradores para que modifiquen sus paradigmas respecto de la importancia de la prevención, la autogestión del liderazgo, el orden en los procesos y las prácticas sanas de trabajo es el objetivo de la Norma Oficial Mexicana 035 (NOM 035), emitida por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), que entró en vigor el 23 de octubre de 2019. Por medio de esta serie de preceptos se pretende lograr un efecto directo en el incremento de la productividad de las empresas y en el crecimiento profesional de las personas.
Esto señalaron en una mesa de discusión Eduardo Castillo, CFO de Ike Asistencia; Ángeles de Gyves, directora del Consejo Empresarial de Salud y Bienestar; Valerie Drews, directora de Industry Manager Hyland; y Lorena Escandón, directora de Marketing para Cuentas Estratégicas de Xerox, durante el TechDay Optimización Digital y Recursos Humanos, organizado por Xerox.
La NOM 035, diseñada para reducir los factores de riesgo psicosocial en el trabajo y aumentar el bienestar de los colaboradores en sus centros de empleo, facilitará que los líderes de las organizaciones y su personal logren identificar, corregir y adoptar modelos de desempeño dentro de un entorno basado en la sana competencia. Esto propiciará una mejora en la calidad de vida del trabajador y disminuirá los factores de estrés que ocasionan la baja productividad.
Los ponentes precisaron que hay muchos desafíos por delante en materia educativa para poder implantar esta nueva cultura de trabajo y de erradicación de falsas creencias (por ejemplo, que el que tiene más papeles sobre el escritorio o el que se queda más horas laborando es el más productivo o el más responsable, entre otras). Se propugna, en cambio, una visión laboral nueva cuyo liderazgo tenga objetivos claramente definidos mediante la cual se logre equilibrar las cargas de trabajo en el equipo y no solo en unos cuantos.
Los panelistas dijeron que la implementación de la NOM 035 llega en un momento muy interesante en el que, por una parte, se abraza la creencia de que con el solo uso de la tecnología se puede solucionar casi todo; y, por la otra, se extiende la incertidumbre entre los empleados, que consideran que por la tecnología corren el riesgo de perder su fuente laboral. Ambas posturas son incorrectas, puesto que la tecnología complementa, no sustituye.
A decir de los participantes en el panel, no existe ningún proyecto empresarial relacionado con la tecnología que garantice la mejora de los valores de la organización; eso proviene de las personas, no de las máquinas. Hay que tener los valores de la organización sumamente claros, y en ese camino se deberán concertar los elementos por medio de los cuales se hará la gestión del cambio.
Otro de los retos destacados por los panelistas consiste en llevar a la práctica colectiva la cultura del home office. Se ha comprobado en otras partes del mundo que quienes adoptan esta modalidad de trabajo a distancia obtienen altos estándares de productividad entre sus colaboradores, en virtud de que con ello propician la cultura de la responsabilidad y el autoliderazgo.
Finalmente se dijo que, como nunca antes, la tecnología puede contribuir hoy de manera decisiva en la adopción de esquemas colaborativos presenciales o virtuales que favorezcan el equilibrio entre vida y trabajo, pero para que ello se logre es determinante que tanto los propietarios como los directivos que forman la primera línea de liderazgo de la organización tengan claramente identificado el tipo de cambio que se quiere inducir en la empresa.