El mayor desafío que enfrenta la industria aseguradora es lograr que el seguro se convierta en una prioridad, de manera que cada vez haya más siniestros protegidos, en un país altamente expuesto; sin embargo, esto solo será posible si esta herramienta financiera se posiciona como un elemento esencial para los mexicanos, señaló Manuel Escobedo Conover, presidente de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
Durante su participación en la inauguración de la 11ͣ edición de la Semana Nacional de Educación Financiera 2018 (SNEF), que organizó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), Escobedo Conover precisó que la contribución que hacen los seguros a la estabilidad y la competitividad del país lo catapultan como un poderoso instrumento.
Pese a las enormes bondades que ofrecen los seguros, el presidente de la AMIS advirtió que es necesario impulsar una robusta política de educación financiera en todo el país, puesto que solo así la sociedad podrá identificar que este instrumento financiero funge como un aliado en materia de transferencia y dispersión del riesgo.
“La educación financiera es vital, ya que es un factor que empodera al consumidor, puesto que así el usuario cuenta con los conocimientos necesarios para elegir inteligentemente un instrumento que lo proteja”, explicó Manuel Escobedo.
El presidente de la AMIS apuntó que las catástrofes naturales que recientemente experimentó México, ponen de manifiesto el papel y la importancia de los seguros; sin embargo, alertó que todos los miembros, tanto públicos como privados, que conforman el sistema financiero del país deben trabajar de forma integrada y coordinada, de modo que los productos disponibles se entiendan y se ajusten a las posibilidades de los ciudadanos.
De acuerdo con Escobedo Conover, para que el seguro funcione adecuadamente es necesario que quien lo use actúe como un administrador de riesgos; esto es, valorar, prevenir, mitigar, dispersar o transferir los distintos riesgos. Con esta postura, complementó, los objetivos económicos o sociales de los usuarios no se verán amenazados y podrán contar con instrumentos para la gestión de ahorro y promoción de la inversión de medio y largo plazo.