El mes de agosto siempre ha sido especial en mi vida: las lluvias, las vacaciones, mi cumpleaños y muchas cosas más que se reúnen en este bello mes, junto con el inicio de la floración y el desarrollo de las plantas, flores y toda la naturaleza a nuestro alrededor. El agua es vida; y, aunque a veces alevosa y destructiva, generalmente se agradece en todos los rincones del mundo.
Este mes de agosto que termina ha sido uno de los más significativos de mi vida, ya que también en este mes concluí hace tiempo un tratamiento contra el cáncer, enfermedad que me detectaron hace ya algunos años y que gracias a mi seguro de Salud con componente de prevención pude atender y controlar muy a tiempo, no sin haberme dejado muchas enseñanzas y la expectativa para siempre de la posibilidad del retorno de esas células que, paradójicamente, se niegan a morir y generan esta tan citada enfermedad, que en sus muy diversas formas casi siempre asegura o anticipa uno de los procesos más naturales y complemento de la vida: la muerte.
La conciencia de muerte no es nada nuevo: desde hace cientos de años, los llamados filósofos estoicos reconocían en esta conciencia un gran poder para el gozo de la vida y el desarrollo de virtudes humanas muy valoradas, y luego olvidadas por el mundo moderno y capitalista a ultranza.
En fin, que parece que estaré por un tiempecito más dando lata en este mundo de los vivos. Y, como siempre, queda la enseñanza del camino y la voluntad de un servidor de compartir, documentar y tratar de sacar algo de lo aprendido, pues ya estamos como cualquier ser humano, haciendo planes para el futuro, aunque sepamos que mañana bien podría ser nuestro último día… Ésta es la naturaleza humana y el don divino de la vida.
Un quinquenio más
Tradicionalmente, en el ejercicio de planeación anual (que, por cierto, ya se acerca para su versión 2023) propongo a los estudiantes realizar una línea de la vida y luego separarla en decenios y quinquenios; para luego de ahí proceder a la planeación del año en cuestión, y luego al mes por mes, semana por semana y día a día, usando las diferentes herramientas para cada proceso. Así cobran sentido el planificador anual, la agenda, la bitácora y especialmente en este caso la mencionada línea de la vida.
La pregunta esencial para realizarse y que se debe replantear personalmente es ésta:
¿Qué quieres?
Y esa pregunta se complementa con las circunstancias vividas, los aprendizajes adquiridos y la visión de futuro deseada.
¿Prueba superada?
Al plantear el camino hacia el quinquenio de mis 55 a los 60, se plantean varias alternativas de vida, convivencia y relaciones, y todo esto aderezado, como ya comenté al inicio, con este nuevo y bello componente de salud que, al procurar una nueva capa de conciencia, trae consigo el replanteamiento de muchos objetivos, planes y tiempos.
Comienzas a darte cuenta cada día más de que el tiempo es el único bien que un ser humano posee y que además éste es sumamente democrático, ya que a cada quien reparte las mismas 24 horas diarias y a la vez nos mantiene conscientes de que la hora final es incierta, no planeada y usualmente fuera de nuestro control.
En las lecturas que me han acompañado en esta etapa, y que ciertamente han sido diversas, han existido desde las opiniones de médicos, estudiosos, gurús, y hasta poetas que han cantado a la vida y a la muerte en sus muy diversos lenguajes e idiomas científicos y de estudio.
Si bien es cierto que aún no podemos decir que esto ha sido prueba superada, sí podemos afirmar que es pertinente más que nunca hacer planes y sueños para el próximo quinquenio.
Los objetivos hacia los 60
He definido al menos cuatro grandes temas que formarán parte de mis esfuerzos y trabajos (además de todos los proyectos en marcha) y que pretendo que rijan los esfuerzos de ahora en adelante.
1.- Difundir la cultura de la prevención y la planeación y el gozo de la vida por medio de conferencias y escritos de la experiencia vivida en lo personal y con todas las personas que he conocido por haber transitado por la experiencia del cáncer.
2.- Fomentar la cultura del intraemprendimiento en los puestos de trabajo de las organizaciones con las que colaboro como asesor para tratar de que se instaure un trato más justo, igualitario y equitativo en las empresas. Pero también quiero colaborar para abatir la deserción de agentes en sus primeros años de desarrollo. Para lograr esta meta, entre otras cosas usaré el método de tener empleados atrayendo y formando empresarios.
3.- Influir fuertemente en el desarrollo de modelos de negocios que sirvan para la venta de seguro de Autos. Quiero incidir en este ramo y en los demás para ampliar la penetración del seguro en nuestra sociedad.
4.- Contribuir a la cultura de la empresa de triple beneficio (financiero, social y ambiental) como una alternativa posible al futuro de la nueva economía que requiere nuestro mundo. También deseo fomentar las finanzas éticas y las empresas con sentido.
Estos retos, además de los ya trazados en las cuatro décadas que he trabajado en el sector y que hoy también celebro, formarán parte de los nuevos sueños y esfuerzos que emprenda mientras esté aquí.
“Soon but not yet”
Película Gladiador.
Miguel Ángel Arcique Calderón
Es consultor independiente y director de
Capacitación Especializada
Empresa de desarrollo especializada en
“INSPIRAR A PERSONAS Y EMPRESAS A INNOVAR,
CON CONCIENCIA SOCIAL Y AMBIENTAL,
GENERANDO PROSPERIDAD EN NUESTRO MUNDO”
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