De acuerdo con una encuesta elaborada por Marsh, tan solo una de cada cuatro empresas incluye la compra de seguros y la administración de riesgos en sus estrategias de crecimiento a largo plazo. En consecuencia, las organizaciones están poniendo demasiado énfasis en ciertos peligros, principalmente aquellos que representan una amenaza inminente, mientras que otras contingencias que se perciben como más lentas de evolucionar, pero que tienen efectos igualmente generalizados, se pasan por alto.
El diagnóstico de resiliencia al riesgo de Marsh, organización experta en corretaje de seguros y administración de riesgos, examinó las consecuencias y la interrelación de seis peligros emergentes: pandemia; ciberataques y tecnologías emergentes; clima y medio ambiente; gobernanza ; marco normativo; y geopolítica, en las áreas comerciales principales.
Si bien estas seis amenazas existen desde hace mucho tiempo, continúan evolucionando rápidamente, con una magnitud, velocidad y efectos interdependientes crecientes y como refiere la encuesta, siguen siendo prioridades para las empresas.
Con la participación de casi 1,000 organizaciones de más de 30 industrias y nueve regiones, el Diagnóstico de resiliencia reveló grandes brechas en la forma en que las empresas perciben los riesgos y sus acciones para administrarlos.
Además, a pesar de un amplio consenso sobre la creciente importancia – y la amenaza potencial – que representan los peligros ya citados, solo 25 por ciento de las empresas están evaluando o modelando el efecto de los riesgos emergentes en su negocio.
Los hallazgos mostraron que los clientes de una empresa serían los más afectados por cinco de los seis peligros mencionados. Sin embargo, también indican que las organizaciones no están implementando procesos eficaces para adaptarse, aprender y evitar interrupciones para esta audiencia crítica.
El viaje hacia la resiliencia
El reporte de Marsh destaca que si bien las brechas en la percepción frente a la preparación dejan a las organizaciones vulnerables a interrupciones inmediatas y a largo plazo de sus operaciones comerciales, activos y flujos de ingresos, el viaje hacia la resiliencia implica cuatro pasos y comportamientos comunes. Juntas, estas fases pueden transformar la gestión de riesgos y apoyar a las empresas para que sean más resilientes:
- Anticiparse al riesgo.
- Conectar el riesgo con la estrategia.
- Evitar lagunas en la percepción de preparación.
- Medir lo que importa.
La investigación subraya que al aplicar estos pasos, una mayor visibilidad, responsabilidad y colaboración sobre el riesgo debe abarcar todas las funciones de la organización. Desde las funciones tradicionales de gestión de riesgos hasta las tecnologías de la información, cumplimiento, legal y recursos humanos, junto con un asesor de seguros de confianza, todos tienen un papel que desempeñar para construir organizaciones más resilientes.