La emergencia sanitaria que representa el aumento acelerado de casos con COVID-19 atendidos en las instituciones de salud en México ha generado la utilización de medicamentos cuya evidencia de eficacia y seguridad en este padecimiento es aún muy débil, en muchos casos inexistente y que en su mayoría se encuentran en fases de estudio, en un proceso de evolución continua, por lo que se debe de estar atentos a las evidencias científicas resultantes.
Así se dio a conocer en un comunicado difundido ayer por la Secretaría de Salud (SS), que explica que este fenómeno no es diferente al que se ha presentado en otros países, en donde la epidemia ha saturado los sistemas de salud.
“En vista de la rapidez con que la epidemia ha crecido y la evolución hacia una enfermedad grave en una proporción importante, los médicos y pacientes han recurrido al uso de estas terapias intentando ofrecer lo mejor posible a los afectados. Si bien esa conducta es entendible y justificada en muchas ocasiones, esta práctica puede tener consecuencias importantes tanto en el paciente como en la comunidad”, se lee en el texto emitido por la autoridad sanitaria.
El comunicado divulgado agrega que para el paciente la ocurrencia de efectos adversos conocidos o no, algunos graves, interacciones medicamentosas significativas, y para la comunidad un uso, desproporcionado de algunos medicamentos que pueden generar desabasto que afecte a los usuarios habituales.
En tal sentido, la Secretaría de Salud hace un llamado para que el uso de tratamientos contra COVID-19 cuyo uso no está sustentado en evidencia científica suficiente en cuanto a seguridad y eficacia, se lleve a cabo con la mayor responsabilidad posible y siguiendo las siguientes recomendaciones.
- De preferencia hacerlo bajo un ensayo clínico controlado, registrado y aprobado por comités de ética e investigación en la Institución en donde se trata el paciente, de acuerdo a la normatividad vigente.
- En caso de no existir acceso a algún ensayo clínico aprobado:
- Llevar a cabo las acciones de farmacovigilancia y reporte de eventos adversos en forma estricta de acuerdo a la normatividad vigente.
- Revisar y considerar específicamente las posibles interacciones de los fármacos utilizados con otros que el paciente recibe.
- Informar debidamente al paciente sobre la evidencia no existente del uso de estos medicamentos en su padecimiento y pedir su consentimiento para usarlos aún en esa situación. Idealmente hacer este informe mediante un documento de consentimiento informado que se firme al ingreso al hospital y que avale el uso de medicamentos fuera de las recomendaciones establecidas basadas en evidencia. Dicho documento de consentimiento debe ser independiente de consentimientos informados aplicados para protocolos de investigación específicos.
Finalmente, el comunicado cita que los medicamentos o intervenciones que se han usado en México hasta ahora para tratamiento de COVID-19 y que al momento carecen de evidencia son los siguientes: cloroquina, hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir, atazanavir/ritonavir, tocilizumab, ivermectina, remdesivir, plasma de pacientes convalecientes, anticoagulantes y otros.