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El valiente vive hasta que el cobarde quiere

Charlemos seguros

El asegurador

  • VISIÓN EMPRESARIAL

Por: Miguel Ángel Arcique Calderón / @arcique 

Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes.

Lao Tse (circa s. VI-IV a. de C.), filósofo chino.

Continúo con los dichos mexicanos. Hoy toca ocuparme de una de las principales fuerzas que desune nuestros corazones y afecta en gran medida a nuestra nación: la incapacidad para trabajar en conjunto y el problema que tenemos los mexicanos con el sentido de poder.

En el hogar, en el trabajo y en muchas relaciones, el sentido del poder nos afecta y nos limita; pero en esta época de libertades, nuevas conciencias y nuevas costumbres vivimos un marco de referencia con respecto al concepto de poder que seguramente deberá ser revisado y consensuado por las nuevas generaciones.

Así, en el sector asegurador y en el trabajo con empresas, promotorías y agentes, he presenciado cómo las interpretaciones del poder se trastocan de manera diversa; cómo empresas de seguros cancelan todo derecho a los agentes que no cumplen con sus metas de ventas; cómo promotorías no brindan la capacitación adecuada a sus agentes, usándolos literalmente como subagentes, mientras explotan su mercado natural, y luego se quedan con estas pólizas; y también cómo agentes abusan de sus asegurados al ocultarles información, decirles mentiras sobre las coberturas que ofrecen y hasta firmar solicitudes en blanco para luego falsear los datos y de esa manera asegurar a una persona o bien que no debería ser asegurado.

El poder es un elemento difícil de manejar, no cabe duda.

Una historia que viene desde la conquista

Nuestra historia ha estado plagada de hechos de uso y abuso del poder, que datan desde tiempos anteriores a la conquista, cuando ya pueblos dominaban a otros haciéndoles pagar tributos y aterrorizándolos por medio de la guerra.

Tal condición se acentuó con la llegada de los europeos, que no hicieron más que una conquista de acero, balas y terror, acabando con muchos de los pobladores, ya sea por guerra o por enfermedades, y volviendo a implementar un sistema de poder desigual que en muchas formas persiste hasta nuestros días.

De ahí surge —como ya lo analizó Octavio Paz en su libro El laberinto de la soledad— un concepto que en nuestra patria refleja este símbolo del abuso de unos contra otros y que tiene todo un estudio y libros, y es verbo, sustantivo y adjetivo a la vez.

En México, la palabra que define el mal uso del poder se llama chingar, y su uso es muy delicado, pues constituye un término ambivalente, es decir, odiado y deseado.

Mujer, Malinche, madre

Así se llamaba una obra teatral en la que participé cuando cursaba la escuela secundaria. En ella se personificaba ese uso del poder ambivalente en las relaciones de pareja, y sobre todo el ejercicio del poder por parte del macho mexicano y asimismo   el ejercicio real del poder por parte de la mujer en la pareja.

Un simbólico entramado de poderes explícitos e implícitos —que se perpetúan a través de la descendencia, y hoy también con el empoderamiento de la parte femenina— llega a tener incluso excesos en sus expresiones.

Así como se reconoce que muchas mujeres han sido el pilar principal de la formación de la familia y excelentes trabajadoras y profesionales que merecen igualdad de condiciones de trabajo, hoy se incurre en excesos de equilibrios, sobre todo en aspectos tan sencillos como el trabajo en casa y las decisiones de acción y planes como familias.

Ciertamente, el papel del liderazgo y el poder en las parejas y las familias se está reconfigurando.

Las nuevas tendencias de pensamiento

La participación, los nuevos medios de comunicación, las redes sociales y otros factores están forjando un nuevo modelo de pensamiento en lo que al ejercicio del poder se refiere. Es ahí donde necesitamos instituciones más sólidas, pero paradójicamente más flexibles, pues la innovación y la creatividad necesitan campos de acción y lugares de libertad.

El asunto del poder es difícil de manejar, ya que nos enfrentamos a nuevos modelos sociales en los que es difícil ya distinguir entre lo que era un bello piropo y lo que se considera acoso; entre lo que se considera innovador y lo que se piensa que es rebeldía; y entre lo que pensamos que son derechos fundamentales de convivencia en pareja y la libertad personal y profesional de los que la integran.

Menudos temas estos del poder, en los que podremos encontrar las combinaciones perfectas con el amor y la concordia respetando siempre los derechos de los demás.

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Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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