Uno de los principios empresariales más importantes es el de la subsidiariedad, que en esencia se refiere a la obligación de las entidades superiores a motivar el desarrollo de las entidades en desarrollo.
Así, comprendiéndolo en muchos ámbitos de la vida, podríamos decir que la subsidiariedad se muestra cuando:
En la familia, cuantos más hijos existan, menos necesidad de un padre.
En la empresa, cuantos más colaboradores existan, menos necesidad de un jefe.
En la sociedad, cuanta más ciudadanía, menos necesidad de un gobierno.
Entendido de tal manera, sería más útil que los gobiernos favorecieran la participación y desarrollo de las entidades ciudadanas y del sector privado para que la sociedad se desarrollara y fuera protagonista de su evolución.
En muchos casos del mundo hemos visto cómo la estatización de las entidades y organismos no ha llevado a fines positivos; por ello, las declaraciones de que para la operación de las pólizas de seguros del Gobierno se vuelvan a crear instituciones de seguros del mismo Gobierno tienen varias aristas que observar, ya que, como muchas otras cosas propuestas por este Gobierno, no suenan nada mal o bien pueden tener una esencia inteligente, pero en la forma de comunicarlas y en la medida de su establecimiento dejan mucho que desear.
Así vimos denuncias de un aeropuerto supuestamente plagado de corrupción y favoritismos que se dejó de construir, y en vez de aclarar la obra, los procesos y las formas, simplemente se decidió abandonar algo que ya tenía un importante grado de avance.
De igual modo se propuso como una buena idea la descentralización de las secretarías de Estado para dar paso a una genial detonación de todas las regiones de esta patria, para que finalmente esta iniciativa se encuentre estancada, pues se trataría de un proyecto de muy largo plazo y propio de un Estado maduro y con visión transexenal, cosa que hemos visto que no es la principal característica del actual Gobierno.
Memoria corta
Para los que ya vivimos varios regímenes presidenciales en nuestra existencia humana, aún recordamos la famosa nacionalización de la banca y las desastrosas consecuencias que tuvo, así como la triste inestabilidad y pandémica inflación que esto desató, y por ello los graves problemas económicos de esos años, cuando no se aceptaba la apertura mundial y un supuesto proteccionismo económico acababa con la competencia literalmente al cerrarnos las puertas a la competitividad.
Si bien es cierto que esto fue muy perjudicial para el país, no dejo de aceptar que el capitalismo rapaz también ha sido vivido por nuestra patria, y hay que acabar con los abusos de quienes pretenden evitar pagos de impuestos millonarios y practican el lucro a costillas de los que menos tienen. De eso por supuesto que todos nos quejamos, pero justamente para ampliar la llamada clase media, y no para criticarla y sobajar los deseos de superación que muchos tenemos.
Forma y fondo
Si bien coincido en que el tratamiento de los negocios gubernamentales requiere grandes cambios, en los que incluso se podrían contabilizar por separado dichas cifras para no estar dependiendo de los resultados del sector “con o sin la póliza de Pemex”, y hacer muchos cambios de este tipo de pólizas, como sus licitaciones, la regulación de intermediarios en ellas, la asignación y corrupción que generan, existen estas y muchas cosas más que pudieran observarse y corregirse, es cierto, pero de ello a lo que está ocurriendo actualmente al pasar a la empresa Agroasemex negocios de otros ramos para los que no está autorizada, según lo afirman diversos medios, ya hay una gran diferencia.
Llegar al término de crear una o varias aseguradoras nacionales será puesto en el camino y se deberá verificar su viabilidad y operatividad, pero de ello a afirmar que hay que retomar los seguros del Gobierno porque “hay mucha corrupción y dejan mucho dinero a las aseguradoras privadas”, hay mucho trecho en la forma de decirlo. Si bien es cierto que hay cosas que mejorar (como en el caso del aeropuerto), una cosa es corregir y sumar aportando a la idea del beneficio del seguro para todo el país, y otra muy diferente insinuar o afirmar que, como en muchos casos más, “los empresarios” (en este caso de seguros) son corruptos o avariciosos o que con ese dinero no se crearán empleos y recursos.
Un Gobierno que nos brinde tiempo
Por ello concluyo recordando un maravilloso ensayo de don Carlos Castillo Peraza, quien afirmaba que un gobierno efectivo es aquel que aligera recursos y prácticas burocráticas a sus ciudadanos y con ello les ahorra tiempo, el más valioso recurso de la humanidad.
Eso es, en esencia, una filosofía subsidiaria, como mencionaba al inicio de esta colaboración, en la que podríamos estar todos unidos, para necesitar menos gobierno y ser más ciudadanía, que al fin y al cabo es lo que todo pueblo necesita.