El promotor de seguros en la nueva realidad

Charlemos seguros

El asegurador

Hace algunos meses, en nuestras conversaciones  nos preguntábamos cuál es el rol del promotor de seguros en los nuevos tiempos. En aquel momento encarábamos retos muy enfocados en atraer mejores perfiles y a nuevas generaciones a una industria que se preparaba para  digitalizar lo que siempre hemos ejecutado mediante la asesoría individualizada, cálida y de gran valor para las personas que necesitan asegurarse.

Hasta antes del confinamiento, los pronósticos y los esfuerzos que hacíamos estaban relacionados con la comprensión del   nuevo rol como promotores y con la búsqueda de  la mejor manera de resignificarlo, conservando nuestra misión, desarrollando asesores que, entendiendo el negocio y su relevancia, lograran  consolidarse y de paso cambiar la cultura de México.

Lo que entonces visualizábamos  se quedó corto ante lo que hemos atravesado los últimos meses. Reconfigurarnos se convirtió en una acción emergente, y la adaptación devino  una tarea para la cual ya no había tiempo. Enfrentábamos ya una realidad que, como niebla densa, no nos permitía ver si el futuro era diferente y lleno de oportunidades, o solamente diferente.

Afortunadamente, confirmamos que las oportunidades están siempre frente a nosotros, y aprovecharlas depende  no solo de identificarlas, sino   además de abrazarlas fuertemente y con una condición: estar dispuestos a dejarlas ir cuando esto sea necesario.

Hoy más que nunca  tener un estado mental alerta, abierto y flexible es determinante; de igual manera, aferrarnos a nuestros valores personales y conducir eficientemente  los despachos que dirigimos  son las raíces que nos permiten llegar alto y no perder el piso  en medio de este torbellino.

He encontrado tres líneas de acción que considero que  debemos realizar obligatoriamente para reconfigurar el rol del promotor, atendiendo a las actuales oportunidades y los desafíos.

La primera es calidad  y calidez z como condición en el uso de herramientas digitales en el reclutamiento de los asesores cuando adoptamos todas las nuevas herramientas digitales para ejecutar los procesos operativos, de mercadeo comercial y de atracción de talento. Nos  encontramos con la posibilidad de manejar embudos más  grandes y  de mayor alcance geográfico y también la necesidad de invertir en un sinfín de tecnologías para hacernos de los instrumentos necesarios para convertir el reto en oportunidad.

Seguido de ello, enfrentamos resultados totalmente diferentes de  los esperados, como  personas sin perfil adecuado avanzando en nuestros procesos de reclutamiento  y de formación; agentes asesorando a gran cantidad de personas sin obtener resultados. Es decir, iniciamos muy equipados para enfrentar la “nueva” era digital, creyendo que por sí mismo el medio creaba la experiencia;  y, como después aprendimos,  el medio no es el mensaje.

Entendimos que  la esencia de nuestros despachos y la de los asesores  son los ingredientes que junto con los valores organizacionales crean una identidad de marca, y es desde ahí desde donde debe diseñarse la comunicación que deseamos tener hacia el exterior. Creo firmemente en el hecho de que los prospectos conectarán  con nosotros si les damos una propuesta afín a sus principios personales y si además nos encuentran con un mensaje debidamente dirigido.

El mensaje en las redes sociales considerando cuatro pilares

Rápidamente nos familiarizamos con conceptos asociados al uso de las redes sociales;  cada vez segmentamos mejor, diseñamos con mejor técnica nuestros mensajes y los diseños visuales que los acompañan. Sin  embargo, sigue siendo insuficiente conocer y comprender la técnica. Una  vez más, nos encontramos con la necesidad  de ir un paso atrás y con mucha conciencia cuestionarnos los “para qué”.

Sugiero considerar los siguientes cuatro pilares fundamentales para el uso de las redes:

  •         Atracción de talentos: lograr  empatar el perfil deseado con el mensaje publicado y crear una estructura de seguimiento sistemática es fundamental ante este tipo de embudos, que son más dispersos, fríos y buscan empleos tradicionales.
  •         Estilo de vida: debemos  diseñar una mística sobre el estilo de vida del asesor:  debe ser  moderna, aspiracional, alcanzable y adaptada al entorno geográfico donde se ubica nuestro mercado objetivo.
  •         Reconocimiento: comunicar  logros y alcances que tiene la carrera de asesor con ejemplos reales, de asesores seleccionados, ya sea por resultados, perfil social o  cultural. Éste es  uno de los recursos más valiosos que se deben aprovechar, pues se trata de un mensaje exitoso que, adicionalmente, lleva implícita nuestra marca  y es resultado de ella.   
  •         Posicionamiento de marca: esto  debe ser un propósito superior a la atracción de talento y comercialización. Si   logramos que las personas en primera instancia conozcan nuestra marca y posteriormente reconozcan nuestros diferenciadores para que se conviertan en seguidores fieles, los resultados que buscamos se darán por consecuencia. Debemos  estar preparados para retenerlos mediante el factor wow y por medio de  la generación de valor de nuestra parte.

Asesoría basada siempre en las necesidades del cliente

No podemos caer en la tentación de la venta rápida. Ya  sabemos que con esa misma rapidez vienen las cancelaciones y sus consecuencias. Es  nuestro deber sensibilizar y ayudar a la fuerza de ventas a que transforme a sus compradores en clientes fieles y satisfechos que les provean de nuevas oportunidades de negocio. El promotor y la cultura organizacional serán los principales factores que marquen la pauta sobre el  tipo de asesores que tendremos, la satisfacción de sus clientes, la salud  en sus carteras y en la rentabilidad de nuestro negocio.

Concluyo compartiendo lo indispensable que es la coherencia en nuestro mensaje. Debemos  lograr transmitir y fortalecer el orgullo de pertenencia a la firma, el reconocimiento al liderazgo y a la buena voluntad del promotor para formar  asesores exitosos cuidando que el proceso adaptativo a lo digital sea corto.

Pero   reitero:  en esta nueva era, el rol del promotor y el éxito de las promotorías dependerán  de la sensibilidad y la convicción que tengamos para poner al asesor siempre al centro de todas nuestras intenciones. Debemos  pensar y actuar siempre a su favor y jamás perder de vista que lo digital  es solo la experiencia y que la esencia de nuestro quehacer sigue siendo totalmente el contacto humano.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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