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El proceso de sucesión en la empresa familiar

Charlemos seguros

El asegurador

Aunque quizá resulte obvio pensar que la sucesión de toda empresa debe ser un proceso planeado, desafortunadamente en la gran mayoría de los casos ésta se presenta como un   suceso inesperado, de manera tan repentina que no existe un abanico amplio de alternativas ni se puede pensar en su respectiva evaluación e implementación gradual. En la práctica, en la vida real, la sucesión se presenta sin un plan y de forma abrupta, y ante tal emergencia se toman  las únicas opciones viables, las que se tienen a la mano, y no las más convenientes.

Casi todos los autores  (y mi observación de muchos casos en el mercado se adecua a este diagnóstico) coinciden  en que uno de los principales factores para lograr una sucesión exitosa, si no es el principal,   es contar con una planeación minuciosa y exhaustiva del proceso. No obstante lo anterior, son muy pocos los negocios que cuentan con un plan estructurado para llevar a cabo una sucesión exitosa. Según Wayne Rivers   (2016), existen al menos cinco razones importantes para poner en marcha la planeación de nuestra sucesión: 

  1. a) Es buena para los clientes.  
  2. b) Es buena porque  da certidumbre de largo plazo a los empleados y, por ende, a la empresa, que así contará  con empleados más comprometidos.  
  3. c) Es lo más honesto y honorable.  
  4. d) Permite una planeación a futuro.  
  5. e) Fomenta el crecimiento e inversión de la empresa.

Se piensa que el proceso de sucesión debe empezar a pensarse cuando el líder de la empresa familiar se acerca a su etapa de retiro. Sin  embargo, son muchos los sucesos que se pueden presentar en cualquier momento de la empresa, y para todas esas contingencias un plan sucesorio sería sumamente útil.  El fallecimiento o incapacidad grave del líder, algún problema serio en el negocio o un cambio repentino y adverso en el mercado son solo algunos factores que pueden sobrevenir  y que, de no estar nosotros preparados, pueden comprometer la existencia de nuestra empresa, con todos los efectos negativos que ello acarreará para clientes, empleados, dueños y sociedad en general.     

Carlos Núñez  Urquiza y Raúl Belmonte Olivares en su libro   La sucesión de la empresa familiar mexicana   [1] identifican 10 pasos para efectuar un proceso sucesorio exitoso.  Estos pasos son:  

1)  Definición del tipo de empresa que se quiere tener en un futuro.  

2) Determinación del perfil  de quienes deberán manejar la empresa.  

3) Identificación de posibles candidatos, internos o externos.  

4) Diseño de un plan de formación de los posibles candidatos.  

5) Evaluación sistemática de cada uno de los candidatos.  

6)  Decisión sobre la selección del candidato.  

7) Plan de retiro para el presidente o director general  actual.  

8) Comunicación de las acciones a los diferentes actores interesados.  

9) Acompañamiento para el sucesor y definición de las facultades que conservará  transitoriamente el líder actual.  

10) Formalización por escrito del programa de relevo y de las decisiones complementarias en materia de propiedad y atribuciones.     

Personalmente, considero que cada uno de estos factores es sumamente importante, y puedo observar que aquellos despachos, corredores o promotorías de seguros que llevan parcial o íntegramente  estos pasos de forma sistemática no solo han logrado una sucesión exitosa, sino que muestran un crecimiento muy importante desde que se inicia el proceso. En una ocasión escuche a Phil Richards, expresidente  de NorthStar Group (la promotoría más importante de Estados Unidos), decir que, a partir de que se dio cuenta de que su principal responsabilidad dentro de la empresa era encontrar y formar a su sucesor y actuó en consecuencia, la empresa se “destapó” y creció   como nunca lo habían siquiera soñado. Actuar con un plan sucesorio institucional presenta enormes beneficios, y no solo al momento de la sucesión, sino mucho antes.

En las siguientes entregas veremos con todo  detalle cada uno de los 10 pasos y analizaremos cuáles son los principales obstáculos a los que nos enfrentaremos.  Espero que esta columna les haya sido de utilidad y les deseo una Navidad muy feliz y lo mejor para el Año Nuevo.

[1] Carlos Núñez Urquiza y Raúl Belmonte Olivares:  La sucesión  de la empresa familiar mexicana,  Ciudad de México,  Universidad Nacional Autónoma de México, 2018

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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