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El peso en tiempo de elecciones

Charlemos seguros

El asegurador

  • A RIESGO PROPIO

Por: Bernardo Olvera Bolio

EL PESO ha resistido diversos embates internos y externos. Salvo algunas fluctuaciones extremas, se ha mantenido en una vecindad del 10 por ciento sobre los 20 pesos frente al dólar. Los embates externos han ido de la mano con la dudosa pero ineludible fortaleza de la moneda anglosajona. Por los internos ha sufrido de la locura, o al menos el nerviosismo, del montón de mexicanos que odian a Trump pero compran dólares por el simple hecho de que pase la mosca.

LO PEOR ESTÁ por venir. La descarnada pugna que tendrán los candidatos presidenciales apenas está empezando y ya genera –como cuando López fue contra Calderón- desencuentros sociales entre amigos, parientes y demás vínculos afectivos y discrepantes que constituyen el tejido social.

UN PARÉNTESIS: ya que me referí a López, sus esbirros de la telefonía y de las redes sociales dicen que ésa es una forma despectiva de referirse al autoungido líder del partido que él mismo controla, mangonea y del que es candidato a la presidencia, ya “chávez” quién. En efecto, lo de chávez viene al caso por su identidad ideológica y operativa con el venezolano reencarnado en Maduro. Pues sí, pero así es como nos hemos referido los mexicanos a una pila de políticos: Calderón, Fox, Meade, Barrales, Videgaray, Cárdenas, Juárez, Obregón, Hidalgo, Morelos, Guerrero y una larga lista: no tendría por qué ser diferente en el caso de López. Claro que él se ha procurado su propia marca, pero si, por ejemplo, se tuviese que hacer una marca; como la que él le puso a Calderón, haciéndolo llamar Fecal, a ya chávez quién le podrían decir Andrés MaLObra; sí, Andrés Malobra…, y mira si obra mal el susodicho.

REGRESANDO AL PESO, es de esperar que tenga un repunte devaluatorio de aquí a las elecciones de costo multimillonario de este año; quizá alcance entre 24 y 25 unidades por dólar. Después, dependiendo de lo que le permitan hacer a Peña, podría mantenerse en esa franja o recuperarse un poco. También dependerá de las gestiones que se vayan anunciando respecto del TLCAN. Inclúyase entre otros factores adicionales la Bolsa de Valores: no hay nada más cobarde que un millón de dólares, o hasta de simples pesos; es decir, ante cualquier cosa terrible que proponga la imaginación huyen fortunas, y éstas, en gran medida, irán a parar en menos apuesta, y a cambio habrá mayor apego precisamente al dólar.

ASÍ EL PANORAMA, nada está escrito respecto del futuro de la moneda mexicana. Algunos agoreros del terrorismo psicológico-económico-financiero lo ubican hasta en 27 pesos por dólar en la próxima navidad. Sí creo que, de ganar López las elecciones, se irá hasta los 30 o peor (¡ay, nanita!).

OJALÁ TENGAMOS UNA campaña más divertida que agresiva. Por ejemplo, Meade ha sacado un interesante spot donde Anaya dice maravillas del candidato priista. Eso resulta realmente simpático y lleva un contenido digno de polémica.

OTRO TEMA DIGNO de polémica es la cancioncita naranja. Si bien el tema ya tiene años, ha tomado gran fuerza en sus actuales versiones. La canción es pegajosa y se toca hasta en los antros más prestigiados. Ya ha empezado a formar parte del repertorio de grupos, bandas y orquestas que tocan en bodas y celebraciones y ponen a bailar a muchos. Por otra parte, la cantilena ha generado polémica, y hasta “guerra”, entre un programa televisivo mexicano y uno español, todo porque en el país de Cervantes el programa anunció que el tercer lugar de preferencias musicales lo tenía la tal canción proselitista, y –sorpréndase- el segundo lugar pertenece a la misma canción pero en su versión “andina” dijeron los locutores ibéricos. Al caso, los de acá dijeron que era una venganza por habernos mandado a Camilo, Raphael, Julio y otra larga lista de cantores y jilgueros que vinieron, como los antiguos aventureros, a “hacer dinero en América”. Como quiera que sea, el citado tema musical le pone un poco de sabor a los discursos rencorosos, amargados y resentidos de ya chávez quién”.

PERO NO TODO se verá mal con el asunto del peso (perdón por el eclecticismo): habrá a quien una devaluación o deslizamiento acentuado le sirva; es el caso de exportadores, cierto tipo de inversionistas y especuladores, y desde luego al sector asegurador.

SERÁ UNA GRAN NOTA decir que el sector tuvo un importante crecimiento en primas –que no en penetración-. Mucho de ello se deberá a que un peso devaluado elevará muchas sumas aseguradas vinculadas con precios en dólares de diversas mercancías, maquinaria y equipo y, ¿por qué no?, hasta en Gastos Médicos Mayores y Automóviles. Otro año de triunfo sin hacer mayor cosa, pero con resultados cómodos.

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Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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