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El antilíder y su poder destructivo en el equipo

Charlemos seguros

El asegurador

El mes pasado, en este espacio, hablábamos de la conformación de los equipos de trabajo y del liderazgo que ejerce el gerente consiguiendo que lo sigan sus colaboradores directos, con lo que es posible hacer equipo y no morir en el intento, frase que dio nombre a mi colaboración de septiembre; y apenas unos días después de su publicación, encontré en las páginas de la revista Alto Nivel una interesante entrevista con Airam Sánchez, quien funge como presidenta  de la International Coach Federation y quien identifica a un personaje presente en algunos equipos de trabajo.

Continuando con la misma temática, y basado en la información que presenta Airam Sánchez en la publicación que refiero, los invito a que Charlemos Seguros en esta edición acerca de otra figura, presente con frecuencia en muchos de nuestros equipos, y que se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el desempeño de un equipo de trabajo que pretende ser de alto rendimiento. Se  trata del antilíder, que comúnmente no es identificado de manera oportuna, ya que tiene una capacidad inusitada de camuflaje en el grupo;  para cuando es puesto al descubierto, puede ser demasiado tarde, ya que el daño provocado parece irreversible.

Citando a la entrevistada, les comparto algunas de las características del  mencionado personaje con el fin de que puedan identificarlo en sus equipos y sean capaces de tomar las decisiones pertinentes al respecto con la oportunidad debida.

1.- El antilíder tiene un ego fuera de control, ya que asume que lo sabe todo  y cree que todos los miembros del equipo deben hacer lo que él les indica.

2.- No tiene capacidad de aprender, lo que inhibe su aptitud de escuchar a los demás;  por lo tanto, pierde comunicación con sus compañeros de trabajo, muchas veces sin darse cuenta.

3.- Es incapaz de trabajar en equipo;  incluso manifiesta que prefiere trabajar solo creyendo que el equipo lo respalda;  pero, al darse cuenta de que los resultados no son los esperados, o de que los objetivos no se cumplen, le es más fácil culpar al equipo de  su desempeño, ya que no soporta la idea de asumir su responsabilidad.

4.- A pesar de que intenta cumplir las metas en la empresa, carece de una visión compartida, por lo que buscará siempre llegar al objetivo  perdiendo de vista el proceso y fallando una y otra vez, sin conseguir el resultado esperado.

5.- Frecuentemente provoca miedo entre sus compañeros  debido a sus actitudes autoritarias y hostiles, cuando lo que en realidad está buscando es el respeto del equipo.

Lo más curioso es que este  peculiar personaje generalmente nunca es considerado para ocupar la posición oficial de liderazgo que con su actitud cree que puede conseguir (y hasta merecer), y esto es así  ya por su personalidad tóxica ya por su evidente falta de carácter, carencia que acusa al mostrar todas sus inseguridades y miedos en una vorágine de actitudes indeseables.

Cabe mencionar que el antilíder puede existir en todo tipo de organizaciones, pero se lo  encuentra más frecuentemente en las que tienen equipos de servicio, como las aseguradoras, despachos grandes y corredores de seguros, ya que en muchas ocasiones los  procesos de estas empresas no son tan estructurados como en la manufactura, y ello se convierte en tierra fértil para este individuo, que identifica los espacios en los que puede comenzar a destruir a la empresa, desde   dentro, en aras de un crecimiento profesional que jamás conseguirá por su poca capacidad y por su nulo liderazgo.

Como mencioné en mi   columna pasada, he tenido la gran fortuna de armar y desarrollar   muchos equipos de trabajo, pero desafortunadamente también he podido identificar este  perfil de colaboradores, que constantemente se encuentran inmersos en la estructura de las organizaciones. Ellos  reclaman agresivamente cotos de poder que su propia capacidad no les ha permitido alcanzar por los medios institucionales;  finalmente, terminan abandonando la empresa por la puerta trasera y sin dejar una huella positiva de su paso por los equipos, ya que casi siempre provocan la indiferencia de sus compañeros. Lo  peor del caso es que su propia soberbia les hace sumamente difícil empatizar en otros equipos de trabajo, ya que lo que no cambia es precisamente su actitud.

Curiosamente, podría pensarse que el antilíder siempre está naturalmente en contra de la autoridad y que es   enemigo de la empresa, pero Airam Sánchez en la entrevista citada termina afirmando que son ellos mismos sus propios enemigos, ya que son unos expertos saboteadores de su propia labor, y  en parte por ello su crecimiento profesional es nulo en cualquier ente productivo.

En este mes me es muy grato felicitar por su cumpleaños a mi buen amigo y compañero de pluma en esta casa editorial Óscar  González Legorreta, quien el pasado 23 de octubre celebró su onomástico; curiosamente, sin planearlo, tuve la oportunidad de celebrarlo con él, ya que coincidimos, justo en su día,  en el Foro Regional de Seguros de Auto LATAM 2018, extraordinariamente organizado por el equipo de Gabriela Rozier, de Evenet, en Miami, Florida, en donde, además de celebrar, tuvimos un muy  enriquecedor intercambio de ideas con otras importantes personalidades del seguro de países hermanos, como Argentina, Guatemala, Chile y España; sin duda fue una muy grata experiencia que me legó gran aprendizaje del sector y del ramo.

Deseo para todos ustedes un espectacular inicio de trimestre, el último esfuerzo que requerirá este  2018, y que su cierre de año sea especialmente productivo. Nos leemos en la próxima para que Charlemos Seguros acerca de los temas  que nos interesan de esta noble actividad.

¡Un fuerte abrazo!

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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