A pesar de la devastación social, económica y sanitaria que está provocando el virus SARS-CoV-2 en todo el mundo, es dramáticamente preocupante que el acceso a la vacuna contra COVID-19 esté exclusivamente en manos de los países más industrializados del orbe, condición desigual que de no revertirse prolongará aún más la duración de la pandemia, advirtió Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Adhanom Ghebreyesus apuntó asimismo que el mundo se encamina a un indiscutible “fracaso moral catastrófico” en la lucha contra el SARS-CoV-2, ya que son muy pocos los países que tienen acceso a la vacuna que mitiga los efectos del nuevo coronavirus y que han expresado su deseo de compartir el fármaco de forma justa.
“Este enfoque de ‘yo primero’ no solo deja en riesgo a los más pobres y vulnerables del mundo, sino también es una acción contraproducente”, sostuvo el funcionario de la OMS.
Adhanom Ghebreyesus recordó que en el mundo existen al menos 56 acuerdos bilaterales que velan por la distribución equitativa de la vacuna contra COVID-19 entre los países de los continentes, sin importar su desempeño económico. No obstante, afirmó que el acceso al fármaco en la actualidad es una tarea compleja para la gran mayoría de las naciones.
“La lucha por las vacunas se ha intensificado. Sin embargo, la sociedad mundial pierde de vista que circulan variantes del virus SARS-CoV-2 mucho más infecciosas. Entonces, existe un acaparamiento del fármaco, un mercado caótico, una respuesta descoordinada y una disrupción social y económica continua en la lucha contra la COVID-19”, declaró Adhanom Ghebreyesus.
Para finalizar, el director general de la OMS hizo énfasis en que existen pruebas indiscutibles de que hay una distribución asimétrica de la vacuna anti-COVID, ya que en 49 países de ingresos altos se han administrado más de 39 millones de dosis de dicho fármaco; mientras que, concluyó, en naciones catalogadas como pobres tan solo se han aplicado 25 dosis del medicamento inmunológico.