La evolución tecnológica se ha dado en nuestra era a un ritmo tan acelerado que actividades que hoy consideramos “normales” en realidad no llegaron a existir sino hasta hace muy poco tiempo. Pedir un Uber, ordenar comida en Uber Eats desde la comodidad de tu casa, pedir en Rappi los hielos para seguir tu reunión… Todo lo hemos absorbido tan rápido como forma de vida que realmente es fácil pasar por alto el enorme trabajo que hay detrás de estos desarrollos y comodidades, y no solo detrás de la idea, sino de su exitosa implementación.
Gran parte del sector asegurador tiene la palabra innovación en la mente, y el tema ocupa muchos espacios en congresos, seminarios y eventos específicamente diseñados para encontrar maneras creativas y ágiles de incorporar elementos y esquemas realmente nuevos a la industria.
Pero ver algo enteramente tangible y ya práctico en realidad no es tan común. “Sí, bueno, pues ya estamos probando…”. O “No, en realidad un caso de éxito como tal pues no, pero…” son las expresiones más comunes entre las empresas de insurtech y muchas otras startups.
Pero Nathan Zetune y Manuel Torres de la Rosa, ambos con experiencia en el sector, pudieron encontrar el espacio para introducir una innovación tangible: el combate al fraude en el robo de automóviles y motocicletas. Pero no se trata de una invención que partió de cero o que no tomó en cuenta las experiencias cotidianas del usuario de a pie. No. La idea proviene de diseñar productos para el sector, pero sobre todo proviene del hecho básico de ser también usuarios.
“Yo he manejado motocicleta toda mi vida, y siempre opiné que el seguro para motocicletas era bastante malo. Desde el hecho elemental de pedir una grúa te das cuenta de que no están preparados y no saben tratarlas: las suben a plataformas inadecuadas, las encadenan, las maltratan, y todo termina siendo una experiencia muy desagradable”, relata Torres de la Rosa.
Así fue como, después de diseñar productos para motocicletas, fue más evidente para ellos el alto nivel de fraude que existe en el proceso de reclamación al sector asegurador. Un ejemplo sencillo: el “gandalla” que asegura su vehículo después de que el automotor ha sido robado o siniestrado…, un problema para el cual el sector no había encontrado la solución.
“Con una compañía lo que comenzamos a hacer fue enviar a los ajustadores a verificar la existencia y estado de los vehículos que se aseguraban. Efectivamente, comenzamos a notar que los siniestros bajaban, pero el costo era altísimo, además de que los ajustadores descuidaban su crucero y su trabajo principal. Así que al final el ahorro en realidad no era considerable”, prosigue Torres de la Rosa.
Fue entonces cuando comenzaron a pensar la forma de hacerlo, y llegaron a lo que hoy es Datar: una plataforma de verificación de existencia y estado de vehículos asegurados que utiliza una solución idéntica a la que usan las bases de repartidores de Uber Eats, Rappi, Cornershop, etcétera, para tener mayor velocidad de respuesta y eficiencia.
“La aplicación móvil de Datar no es la solución, sino una herramienta para brindar la solución al problema del fraude en el ramo de Autos. Y encontramos la manera de hacerlo muy sencillo y atraer a estos chavos, que ya están en la calle con sus bicicletas o motos, con un esquema atractivo de negocio para ellos, que además no les implica cargar nada”, afirma Torres de la Rosa.
¿Cómo funciona Datar?
Una vez que la compañía de seguros pasa los datos de un nuevo asegurado, desde el call center de Datar se establece una cita de servicio con él. Si es posible, se hace en ese momento; si no, se programa la visita.
Se lanza una alerta a todos los “Datareros” y, tal como sucede con los servicios que conocemos, quien esté más próximo al lugar acepta el encargo y se dirige al lugar en un tiempo muy corto.
El “Datarero” se identifica con el asegurado y, mediante un proceso bien diseñado y herramientas instaladas en la app, levanta fotos, verifica número de serie y registra observaciones sobre el vehículo. Éstas son inmediatamente cargadas a la plataforma de Datar, y no son modificables por el datarero (la app, por ejemplo, no permite subir fotos desde el smartphone). Y listo.
En teoría, cualquiera que ya se dedique a trabajar para una de las plataformas mencionadas podría convertirse en datarero; sin embargo, todos los participantes de Datar tienen que pasar por el filtro de un riguroso proceso de certificación para garantizar la seguridad de las partes involucradas.
La plataforma ya comienza a mostrar resultados, que por razones obvias son confidenciales, porque además tiene la ventaja de que no necesita conectarse con los sistemas de la compañía y puede comenzar a operarse muy rápido. “Sabíamos lo difícil que es entrar en los sistemas de compañías grandes; así que decidimos prestar todo el servicio nosotros de manera independiente; lo único que necesitamos de las compañías es que nos pasen a sus nuevos asegurados para poder verificárselos. Además, a ellos les damos acceso para que vean absolutamente todo el proceso”, explica Nathan Zetune.
¿Cómo sabes que algo es realmente una innovación? Cuando algo es utilizable y tiene beneficios claros, estamos frente a una innovación en toda regla. “Nosotros vamos con el objetivo de incrementar las utilidades de las compañías de seguros de Autos a través del combate al fraude, y ahí establecemos nuestros modelos de negocio y cobranza. Le tenemos tanta confianza a la plataforma que estamos abiertos a involucrarnos en success fee, de manera que, cuando comparas los ahorros con el costo de Datar, la verdad es que el importe que se paga por nuestro servicio resulta muy bajo”, agregó Nathan Zetune.