Dios no da franquicias

Charlemos seguros

El asegurador

  • REFLEXIONES

Por: Carlos Molinar Berumen / carlos@molinar.com

Rara vez toco temas religiosos, y, cuando lo he hecho, se ha levantado el polvo. Sin embargo, me cuesta trabajo no expresar lo que llevo dentro. Esta vez posiblemente nadie se sienta ofendido, y correré el riesgo de que se me tache de ateo o de agnóstico.

Aunque mi sentir no coincide con ninguna de las definiciones anteriores, algunos pensarán: “A éste ya lo perdimos”, o dirán que se me desajustaron algunos cables, por lo que anticipadamente les presento una disculpa si resulta muy etérea esta reflexión.

Estoy convencido de que Dios no da franquicias a los reyes ni a los pontífices ni a ningún jerarca de la religión que sea.

Cualquiera que te diga que es el ungido, el franquiciatario de Dios en la Tierra, no creo que sea verdad. Cuanto más reflexiono, más llego a la conclusión de que cualquier religión que diga que es la elegida y verdadera está haciendo una especie de usurpación, porque se está autoasignando una franquicia que la lógica y la razón me dicen que no existe.

Me queda claro que la vida es eterna; que la energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma. Por lo tanto, esta etapa de la vida es sólo un paso dentro de nuestro desarrollo. Y, si accedemos sin intermediarios a las enseñanzas del que para mí es el máximo Maestro que ha pasado por aquí (hace ya más de 2,000 años), nos percataremos de que son muy claras.

No obstante, los diversos intermediarios que se han autoasignado como la propiedad de la franquicia de sus enseñanzas y se han encargado de dispersarlas, las han velado o desvirtuado con algún propósito que no podría asegurar que tuviese la mejor intención.

Esta forma de acomodar las cosas nos ha llevado a extremos en los que se invierte completamente la enseñanza. Para muestra, un botón: la enseñanza que yo he tenido me dice que soy imagen y semejanza de Dios. Eso significa que soy la vida, igual que Él; que soy espíritu y energía, aun cuando para mí es claro que nos expresamos a través de un cuerpo en esta etapa de la vida.

Comprobado está que la llamada materia no existe, sino que es energía vibrando.

En cambio, la explicación que me dieron de niño denota una deducción que para mí no es válida, pues afirma que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Nunca le he encontrado sentido a la representación de Dios en tres personas distintas: un hombre mayor (el Padre) un joven (el Hijo) y una paloma (el Espíritu Santo).

Ante ese ejemplo me queda claro que nuestras primitivas mentes han tratado de hacerlo al revés, o sea, a nuestra imagen y semejanza, y me queda claro que Dios no es un señor, y menos un señor anciano, un joven y una paloma fusionados en uno.

Definitivamente la explicación que me da la metafísica: de que esa energía amorosa, de la cual somos parte, viva a través de la individualización, es la inteligencia en tres posiciones distintas, que son “la Idea, el razonamiento y la comprensión o conclusión”, como diferentes posiciones de la mente, para mí tiene mucho más sentido.

También se me hace lógico el saber entender que somos la misma esencia y que nos desarrollamos de acuerdo con las reglas de la Vida (las leyes naturales), leyes que me confirman que la vida es buena, que es armónica y amorosa y que todo se gobierna de conformidad con ellas, lo cual me da la confianza de creer y evitar cualquier temor debido a que el bien es total.

Estas leyes también han confirmado que no existe tal cosa denominada el mal y que el bien es lo real. Y también que el mal es sólo una apariencia y pensamiento equivocado, por lo que no puedo más que hacer a un lado las creencias adoptadas en mi caminar por la vida y desechar todo pensamiento de que hay un poder maligno.

Prefiero atenerme a la enseñanza de la Ley de Causa y Efecto, sabiéndome causa y la única causa para mí, para no darle realidad al efecto y desechar la falsa enseñanza de que estamos indefensos y dependientes de poderes externos y de que hay bien y mal fuera de nosotros.

Por ello dicen los metafísicos: “Fuera de mente, fuera de experiencia”, lo que quiere decir que, si no dejo que el temor me lleve a tener pensamientos negativos, simplemente no lo experimentaré.

Lo que para la gente religiosa es la oración, para mí es la meditación, la contemplación y el razonamiento. Basta descubrirme con un pensamiento negativo para aplicar el antídoto infalible que lo desaparece, y ése es el pensar correcto, amoroso y confiado en la totalidad del Bien.

Estas leyes naturales, inviolables y certeras al grado de ser infalibles, hablan también de una “progresión en desarrollo”, lo cual me da la certeza de que soy y seré un “eterno aprendiz”; de que me desarrollaré siempre dulce y gradualmente, eterna y progresivamente, y de que mientras me mantenga “enseñable” seguiré en la línea correcta del aprendizaje y el gozo.

Esas leyes perfectas también me dicen que somos la misma esencia de Dios, porque somos una partícula pequeñísima de la “Inteligencia Universal”, que es Espíritu, Energía, Bien, Amor y el Creador de todo, pero individualizada a través del pensamiento específico y acorde con esas leyes naturales.

Me gusta la idea de pensar que Dios no es ajeno a mí; que soy parte viva de la creación, y entender que poco a poco y con mucho trabajo de reflexión me he sacudido una serie de creencias que me fueron inculcadas.

Celebro cada día que llegue a la cúpula de las religiones en el mundo gente como el papa Francisco, a quien respeto y admiro mucho. Él ha mostrado una humildad y un entendimiento que se percibe a leguas, al igual que un enorme respeto por el ecumenismo y por cualquier creencia. Me hace pensar que, si tuviera el privilegio de estar un momento a su lado y pudiera preguntarle de manera privada: “¿Qué piensa acerca del motivo de esta reflexión?”, me respondería: “Dios no da franquicias”.

[smartslider3 slider=3]
[yikes-mailchimp form=”1″ title=”1″ description=”1″]

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

Califica este artículo

Calificación promedio 0 / 5. Totales 0

Se él primero en calificar este artículo