La Organización Mundial de la Salud (OMS) detectó cuatro variantes “preocupantes” del SARS-CoV-2, el virus que genera la COVID-19: B.1.1.7, detectada por primera vez en Reino Unido; B.1.351, detectada por primera vez en Sudáfrica; B.1.1.28, detectada por primera vez en Brasil, y B.1.617, la más reciente, detectada por primera vez en India.
De acuerdo con el organismo, lo que se sabe hasta ahora es que estas mutaciones han aumentado su nivel de transmisibilidad, además implican un mayor nivel de gravedad en la enfermedad, reducción significativa en la neutralización por los anticuerpos generados durante una infección anterior o vacunación, menor efectividad en tratamientos y vacunas, o fallas en la detección de diagnósticos.
Es decir que, según datos de la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, estas nuevas variantes pueden generar efectos más negativos que el virus en sí, si sus capacidades para generar daño aumentan, haciendo incluso que las vacunas ya no sean efectivas contra ellos.
Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dio a conocer que actualmente son 37 países y territorios del continente americano los lugares en los que se han detectado una o más de las cuatro variantes del virus SARS-CoV-2, siendo la variante británica la más extendida, encontrada en 34 países; seguida por la brasileña en 21 países, la sudafricana en 17 y la de la India en ocho de ellos.
Argentina, Canadá, Estados Unidos, México, Panamá y más recientemente la isla de Aruba, son los lugares en donde actualmente se encuentran las cuatro variantes.
En cuanto a la vacunación, el asesor regional en Enfermedades Virales del Departamento de Emergencias en Salud de la OPS y la OMS, Jairo Méndez Rico, afirmó que las vacunas que hoy existen siguen funcionando positivamente porque aunque todas las variantes del virus han tenido un impacto en la efectividad de dichos fármacos, este ha sido muy pequeño y las personas siguen estando protegidas ante ellos.
Finalmente, los expertos de la salud han señalado que el SARS-CoV-2 al ser un virus, tiende a mutar y sufrir modificaciones de manera natural e incluso hoy en día (a poco más de un año de su aparición en el mundo), ya existen miles de sus variantes; sin embargo, la mayoría de ellas no representan peligro alguno para el ser humano, pero aún así se debe seguir trabajando en detener su propagación y no exponernos a alguna mutación más nociva.