Desenfocar para enfocar

Charlemos seguros

El asegurador

Han pasado tres   días, y no encuentras solución a un problema. Lo sigues repasando una y otra vez:       las opciones, las decisiones…,  nada te parece lógico ni posible, y mucho menos óptimo. Te sientes en un callejón sin salida  o, peor aún, como si estuvieras en una encrucijada sin saber qué camino tomar. Te encuentras paralizado.

Y es que, precisamente, y contrario a lo que muchas veces creemos, sobrepensar   las cosas no necesariamente provoca que encontremos la respuesta más rápido ni más fácil.

Cada año, al llegar el tiempo decembrino, es casi inevitable que la mayoría de nosotros evite hacer    un primer “recuento” de lo que se ha logrado y, consecuentemente, comience a pensar y a generar preguntas como: “¿Qué más puedo hacer?” o “¿Cómo  puedo hacerlo?”.

Y es   entonces cuando, por lo general, suelen aparecer las sensaciones de estrés, ansiedad, preocupación y  depresión, o incluso  irritabilidad. ¡Por   supuesto! El tiempo se acaba, y no ves con claridad la solución.

Por otro lado, ¿quién no ha tenido la idea millonaria cuando tomaba una copa con amigos, o      quizá haya encontrado solución a un problema  mientras disfrutaba de un buen libro  o de una ducha caliente, o simplemente cuando caminaba  prestando atención al cielo y sus colores vespertinos?         

Esto sucede muy a menudo, pero pocas veces somos conscientes de ello. Y, siendo una práctica tan fácil y de resultados tan buenos, hoy quiero compartirte   los beneficios y prácticas del desenfoque mental.

Recientemente terminé de leer el libro titulado    Hyper Focus,    de Chris Bailey,      libro al que llegué, dicho sea de paso,   gracias a un momento de ocio y a la segmentación y vigilancia tan certera de Facebook, que lo exhibió  como sugerencia de interés. Al leer los comentarios y la reseña, me dio gran curiosidad y, como  constantemente estoy aprendiendo, leyendo y buscando formas para mejorar, incrementar y optimizar la productividad, decidí comprarlo. Debo confesar   que, como la mayoría podría pensar, esperaba que el libro me diera varias técnicas nuevas diferentes de  las que ya conozco. Y sí,      así fue, pero no hablaré de ellas en esta ocasión y tampoco adelantaré nada del contenido de esta obra.  Basta   con decir que te recomiendo ampliamente su lectura.

Lo que no me esperaba  es que casi al final, como la última capa de chocolate sorpresa en un pastel, el autor hablara sobre el desenfoque como punto vital y clave para que el hiperenfoque funcione.        Eso no me lo esperaba. Pero debo decir  que, al concluir la lectura, me quedó mucho más claro por qué  los días en  que hago meditación  o practico danza  o me tomo un fin de semana en la playa  regreso con ideas mucho más claras  y mis días subsecuentes       son mucho más productivos. Y ahí encontré la clave que hoy quiero compartir con ustedes, estimados lectores.

Debemos ser       conscientes del momento en que se requiere realizar esta práctica     

Entonces, ¿qué es desenfocar?  ¿Cómo hacerlo?   ¿En qué momento hacerlo?

1.  Desenfocar  se puede  entender también como “desconectar”, es   decir, eliminar de nuestra mente todo aquello que estemos sobreanalizando  y poner atención en aquellas cosas que nos llenan el alma o el espíritu: tomar un café con un amigo, meditar, jugar con tu mascota, realizar esa actividad deportiva que tanto te gusta, tocar tu instrumento favorito o simplemente hacer el jardín, entre muchas otras. Es como si conscientemente decidieras entrar en     un mundo donde las preocupaciones dejaran de existir y sólo existieras tú y ese momento. Es entrar en tu momento “flow”, ese momento en que   todo lo demás desaparece (si viste la última película de Disney Pixar Soul, sabrás identificar este concepto. Si  no la viste, te la recomiendo como una excelente opción del fin de semana).

2.      Para lograr entrar en ese estado, lo primero y más importante es  que te permitas hacerlo. Si tomas la guitarra que te gusta tocar  y estás constantemente pensando en que deberías   estar buscando la forma de solucionar cierto  problema o de generar la idea para alcanzar tu meta de ventas,   no podrás entrar en ese estado. Debes permitirte conscientemente ese tiempo para liberar tu mente y  dejar que los pensamientos actuales se dispersen. Dale   espacio a tu mente y a tus pensamientos para   reorganizarse, para   generar nuevas ideas. Permítete perderte en ese estado de fluidez, de concentración, de disfrute absoluto.

3.  El momento para hacerlo, según puedo concluir de la lectura de Chris Bailey, es          después de una larga jornada de trabajo, o   precisamente cuando te encuentres en esa encrucijada que mencionaba al principio. No existe un momento ideal, adecuado ni  prescrito. El   momento para tu desenfoque será   el momento en el que así tú lo necesites. 

Hasta antes de leer  Hyper Focus, cada vez que manejaba el auto o tomaba una ducha, me decía a mí misma: “La  próxima vez encenderé la grabadora para grabar las ideas que me vengan”, pues no era consciente de que lo que provoca  que me lleguen ideas en esos momentos es el hecho de vaciar la mente.             Dejamos  de pensar intensamente  en todo lo demás, y simplemente las ideas comienzan a fluir.

Es por eso por lo  que ante el próximo cierre e inicio de año, si te encuentras en ese momento crucial en el que  requieres   alguna idea nueva  o no sabes qué decisión tomar o te sientes en algún estancamiento, date el tiempo para desenfocar tu mente, y encontrarás como resultado la respuesta  y, en consecuencia, un mayor y mejor enfoque.  Desenfoca para enfocar.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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