Con la irrupción de la pandemia, hace más de ocho meses en América Latina, los patrones de consumo se alteraron. Sin embargo, la cristalización de una crisis más prolongada de lo que se había anticipado, el aumento en los niveles de desempleo y la preocupación por el turbio futuro de la economía son factores que hoy condicionan el nivel de gasto de los consumidores, indica la consultora Nielsen.
La investigación de la firma, denominada Más allá de nuevos casos de COVID-19, factores socioeconómicos direccionan nuevos hábitos de compra de los consumidores, precisa asimismo que si bien los efectos financieros no son iguales para todos los consumidores en este reajuste de comportamiento y algunas capas poblacionales volverán a priorizar su canasta de compra “habitual”, las industrias deben prepararse para enfrentar respuestas polarizadas entre aquellos que están limitados financieramente a causa de la pandemia y los que mantienen su poder adquisitivo.
“En Latinoamérica, el poder adquisitivo se ha fragmentado provocando cambios en el consumo de la región. Tras un aumento de la población en estado de pobreza, más los millones de empleos perdidos, se estima que queden como consumidores limitados casi seis de cada 10 latinoamericanos”, anota la investigación.
Aunque la tendencia de la multicanalidad empieza a mostrar signos de recuperación, continúa Nielsen, hay cambios en los canales de distribución que pueden permanecer por mucho más tiempo.
Dicho contexto, añade la investigación, abre una ventana de oportunidad crítica para las empresas, en lo que se refiere a la meta de convertir el consumo con mentalidad pandémica en una rutina continua y esencial.
“A medida en que los productos esenciales emergentes, como las máscaras faciales, se convierten en pilares que históricamente no formaban parte de los presupuestos, y surgen nuevas preferencias entre los canales minoristas, los consumidores, especialmente los limitados financieramente, buscarán una justificación para que cada compra se cristalice”, detalla el análisis.
Por lo anterior, Óscar Cabrera, Líder Analítico de Nielsen para Latinoamérica, apuntó que los consumidores, con o sin empleo, son menos optimistas sobre lo que les depara el futuro. Ante ello, precisó que dicha cautela condicionará sus decisiones de compra.
“Será necesario tomar decisiones para reconciliar los hábitos de compra que la gente ha tenido durante años junto con la nueva realidad de hoy en día, periodo en el que las prioridades de salud y valor compiten codo con codo”, declaró Cabrera.
En conclusión, Nielsen plantea que el reajuste que actualmente registra el comportamiento del consumidor embona categóricamente con la transformación que requieren los modelos de negocio de las empresas.
“Con la mutación latente de los consumidores, las compañías tienen la oportunidad de aprovechar ese nuevo interés y responder con experiencias de productos asequibles y de fácil acceso”, cierra Nielsen.