La COVID-19 puso en jaque a la industria aseguradora, lo que orilló a las instituciones a repensar su operación y a considerar nuevas estrategias, de tal suerte que lograran mantenerse a flote en medio de la pandemia. Por ese motivo, es obligatorio que el sector seguros deje de instrumentar planes estratégicos inamovibles y se dé la oportunidad de creer ciegamente en la innovación, maniobra que lo ayudará a imaginar soluciones flexibles y creativas para afrontar los retos del mercado.
La anterior afirmación corresponde a Josep Celaya, director de Negocio Digital en el Grupo DKV, empresa especialista en seguros de Salud, la cual forma parte de un análisis desarrollado por Opinno, firma consultora especializada en innovación.
Celaya apunta que estrategias tradicionales del sector asegurador como las reuniones sin objetivos delimitados deben descartarse de forma imperativa, visto que las compañías hoy en día están obligadas a echar a andar transformaciones a contrarreloj.
“Como consecuencia de la crisis sanitaria en la industria hemos aprendido a trabajar de forma deslocalizada, de modo que desciframos qué sobraba y qué no de nuestra operación anterior. En toda institución había, por ejemplo, un exceso de reuniones sin metas claras. En contraste, actualmente intentamos ser mucho más pragmáticos. Ahora bien, lo que no era sustituible ni antes de la COVID-19 ni ahora es la condición humana, método vital para desarrollar relaciones profesionales eficaces en el sector”, anota Celaya.
El virus SARS-CoV-2 ha significado un acelerador indiscutible de la transformación digital en el sector asegurador. Por consiguiente, todos los eslabones de la cadena de valor pusieron foco sobre los mecanismos que funcionan en el plano virtual, indica el director de Negocio Digital en el Grupo DKV. Al respecto, reconoce que en lo que se refiere a ensamblar una propuesta de valor ciento por ciento disruptiva, la industria aún está en un proceso de transición.
“En el sector, los canales digitales viven un categórico apogeo, esquema que ha permitido acelerar tanto los procesos de trabajo como la interacción con los clientes. Además, el consumidor cambió de golpe y las compañías no tuvieron otra alternativa sino adaptarse”, resume Celaya.
Una de las tendencias más claras que irrumpieron a raíz de la pandemia, resalta el ejecutivo del Grupo DKV, estriba en la preocupación generalizada en la población de contar con un estilo de vida saludable. Entonces, añade, el apetito por sentirse protegido ha despertado un sinfín de nuevas necesidades que estaban ocultas antes de la descontrolada expansión de la cepa vírica.
Lo anterior, precisa Celaya, se tradujo en un crecimiento fuerte del seguro de Salud. Por esa razón, puntualiza, el gran ganador en la industria aseguradora ha sido este ramo, condición que también se constituye como una ventana de expansión para los agentes.
Planteamiento para sobrevivir
En otro punto del análisis distribuido por Opinno, el funcionario de Grupo DKV detalla que independiente del plan de recuperación que instrumente una aseguradora en la actualidad, obligatoriamente debe direccionar considerables esfuerzos hacia la puesta en marcha de metodologías que aviven la innovación. De lo contrario, alerta, los modelos de negocio de las instituciones serán insostenibles en un momento en el que el mercado se altera inexorablemente.
“Un factor clave para cosechar el éxito organizacional en los próximos años consiste en nutrirse de agilidad por medio de la interacción con el ecosistema emprendedor; esto es, con las startups. En concreto, la colaboración con esta clase de organizaciones es clave para acelerar la reinvención”, plantea Celaya.
Para finalizar, Celaya refiere que las aseguradoras que apunten a sobrevivir en la nueva era de consumo deben tener la habilidad de saber utilizar las herramientas tecnocientíficas. No obstante, concluye en el análisis divulgado por Opinno, de poco servirán dichas innovaciones si aspectos clave como la atracción del prospecto, la tarificación, la evaluación del riesgo y la atención del cliente no evolucionan, anhelo que es alcanzable si las instituciones usan adecuadamente los datos y los algoritmos.