Innegablemente, un gran porcentaje de las personas descartan la posibilidad de solicitar un seguro de Vida porque asumen erróneamente que su condición de salud los descalificaría como candidato o, incluso, ocasionaría que la póliza sea prohibitivamente costosa. Por ese motivo, demostrar con hechos palpables el verdadero valor de dicha cobertura es un compromiso impostergable en la industria aseguradora, planteamiento que permitirá cerrar la brecha de protección.
Así lo afirma Dave Rengachary, director médico de Mercados de Mortalidad de Reinsurance Group of America (RGA), en un análisis de su autoría cuyo título es De guardián a guardián de promesas: una nueva mirada al problema familiar del subaseguro de Vida, en el que advierte de forma enfática que si el sector asegurador pretende mejorar su crecimiento es crucial que deje de suponer los gustos del consumidor, sin perder de vista que, añade, es indispensable que toda la cadena de valor de la industria asuma la responsabilidad de crear una propuesta de valor en el ramo Vida mucho más convincente.
Desde el punto de vista de Rengachary, el mayor desinterés por parte de la población para adquirir seguros de Vida es un contexto que orilla a las instituciones a pensar de forma diferente y a explorar nuevos métodos comerciales en los que la creación de conciencia sobre la importancia de dicha cobertura sea piedra angular.
Especulaciones sin sustento
En otro pasaje del diagnóstico, se precisa que existe un malentendido generalizado en la sociedad acerca de que el seguro de Vida está diseñado para grupos socioeconómicos exclusivos o privilegiados. Por el contrario, aclara, la mayoría de las personas desconocen que esta cobertura se basa en la idea de agrupar o distribuir el riesgo entre la mayor población posible, de tal suerte que se minimicen los costos tras cualquier evento.
Derivado de lo anterior, la investigación de RGA subraya que es vital que la industria vuelque su interés sobre la comprensión de los próximos avances médicos y emplee con mayor vigor nuevas fuentes de datos. De modo que, señala, pueda identificar los mercados desatendidos, realice ofertas más atractivas y, finalmente, derrumbe mitos erróneos sobre el seguro de Vida.
Por último, el director médico de Mercados de Mortalidad de RGA reconoce que la pandemia de COVID-19 sacó a la luz la importancia de ponderar con mayor ahínco lo susceptible que es el ser humano ante enfermedades, el desempleo y los cambios familiares, entorno en el que el seguro de Vida puede desempeñar un rol determinante. No obstante, reitera que dicha cobertura sigue siendo percibida como inalcanzable para la mayoría de la población.
“El seguro de Vida ofrece el reemplazo de ingresos que sirven para pagar educación, la atención médica y mucho más. Entonces, como industria debemos crear los argumentos que demuestren de forma sólida que una póliza de este tipo es un producto financiero, pero también se constituye como un bien social. En concreto, es imperativo que no olvidemos que nuestro negocio consiste en proteger el futuro”, concluye el análisis de Rengachary.