En la página de Wikipedia se señala cómo operan  las TIC (informática, internet, computación móvil y telecomunicaciones) para abrir espacios de diálogo y reflexión social  y facilitar el acceso de sujetos políticos a la información en el ejercicio de los derechos de participación y políticos y en la mejora de los procesos electorales con respecto a ciudadanos, sujetos políticos e instituciones electorales. Ésta es  la democracia que utilizan las nuevas tecnologías de la información y los medios alternativos de comunicación para satisfacer necesidades en beneficio de todos y mejorar procesos dentro de una democracia representativa. Es un desarrollo político que aún está en su infancia  y es tema de muchos debates y actividad dentro de gobiernos, grupos cívicos y sociedades alrededor del mundo.

Erick Carrillo Werring  en su artículo “La democracia digital y la aceptación social-política”,  publicado en el libro Nuevas avenidas de la democracia contemporánea,   comenta que la democracia digital se debe analizar como un conjunto de elementos que conforman una infraestructura tecnológica y humana, así como   un marco legal, cuyo objetivo principal es brindar certeza y confiabilidad a la ciudadanía. Cita que con el avance de los medios electrónicos la democracia es  otro de los aspectos que ha sido alcanzado por esta nueva forma de emplear y permitir dispositivos para la recepción y conteo de voluntades de expresión ciudadana. Los dispositivos empleados para la captura, conteo, envío, procesamiento y recepción de información electoral  cuentan con las características requeridas para garantizar rapidez, seguridad y confiabilidad, pues son herramientas eficientes y confiables.

Máriam Martínez-Bascuñán  Ramírez publicó en la página web de la Revista de Libros   un artículo titulado ”Democracia digital,   el nuevo poder inaprensivo”, en el que comenta la difícil relación entre democracia y verdad,  y cita a Rafael del Águila Tejerina, politólogo español, al decir que “la era de la posverdad  es la lucha contra la mentira como un combate lleno de ambigüedad”. Ocultar datos deliberadamente o falsear hechos no es algo distintivo de nuestra época. La politóloga madrileña relata  que el 6 de junio de 2013 The Guardian, el diario británico, enfatizó las revelaciones de Edward Snowden, el exempleado  de la CIA que trabajó como consultor para la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos y que provocó   sacudidas en todo el mundo por sus declaraciones sobre temas secretos de EUA. También habla del caos protagonizado por Facebook por el acceso no autorizado de  la empresa Cambridge Analytica a más de 87 millones de cuentas. Cuando el fundador de Facebook se enfrentó al Congreso de Estados Unidos, en particular con las preguntas del senador  Durbin (“¿Le importaría comentar el nombre del hotel en el que se hospedó anoche?”. “Probablemente elegiría no hacer eso en público”, respondió Mark Zuckerberg), éste increpó: “Creo que de eso trata todo esto:  su derecho a la privacidad, los límites de su derecho a la privacidad y cuánto regala [Facebook] de esa información bajo la premisa de ‘conectar a las personas en todo el mundo’”. The Economist afirmó que lo que estaba en juego era algo más profundo que la confianza de los usuarios de  Facebook y cuestionó el modelo empresarial basado en la concentración de poder.

Google y Twitter también comparecieron en el Congreso de   Estados Unidos por motivos políticos, principalmente por las investigaciones sobre la posible injerencia  de Rusia en las elecciones presidenciales del año 2016. La acusación se refería a que por el uso de estas plataformas millones de estadounidenses habían sido expuestos a información falsa (fake news). Los casos se han multiplicado y tienen a internet como principal escenario de operaciones. Se acusa a Rusia de inundar la red de noticias falsas en su disputa con Ucrania. Se habla de que China impulsa 448 millones de mensajes propagandísticos para ofrecer una visión positiva de la realidad de ese país.

El autor del libro Los efectos de la posverdad en la democracia,     Rafael  Rubio Núñez, señala que la importancia de la posverdad  es resultado del papel que juega la comunicación en la sociedad actual. La comunicación no comprende un solo  aspecto de la vida en común o de las acciones realizadas en grupo, sino que representa una de sus condiciones fundamentales.  Sobre la información se construyen las relaciones laborales, económicas, industriales, culturales, religiosas, de ocio, que se fundamentan en el intercambio de información de la sociedad. La sociedad es esencialmente comunicación, hasta el punto de que sin comunicación no hay sociedad.

En su obra Un pueblo sin atributos, la  filósofa  y politóloga Wendy L. Brownard     señala que el neoliberalismo no es sólo una serie de políticas económicas, sino que es una racionalidad que interviene y afecta a todos los órdenes de la vida, desde la educación hasta la cultura, en los lugares de trabajo y el hogar,  transformando a la ciudadanía en simples homo economicus y poniendo en peligro la democracia. “¿Se está a  tiempo de frenar, antes de que el neoliberalismo acabe con todo?”. La autora señala que “jamás el orden global estuvo tan saciado de poder humano” y que con los escándalos de Facebook, la  difícil relación entre democracia y verdad y  la era de la posverdad,   ninguna solución o respuesta en este campo puede abrirse paso en el mundo sin contradicciones ni  grandes problemas. Este pensamiento obliga a que el juicio político vaya desapareciendo progresivamente en la era de internet,  porque el “Yo puedo”, dice Zygmunt Bauman, se ha transformado en un “Yo debo”: si no estás presente en las redes sociales, no existes.

Manuel Castells  en su obra Comunicación y poder (2009)  se dio cuenta de la importancia de la dimensión comunicativa  en el discurso oral o escrito que contiene una censura violenta, agria y dura contra alguien o algo, es decir, la invectiva política, destacando que esto ha influido en    la toma de conciencia de que los medios de comunicación no son el cuarto poder, sino que   “constituyen el espacio donde se crea el poder”.         

Javier Echeverría, de la Universidad del País Vasco, comenta en el prefacio de la obra de Castells que el autor retoma y actualiza las hipótesis sobre la sociedad red que expuso en su trilogía   La era de la información  (1996-1998).  “El análisis que señala de las relaciones de poder entre el capital financiero, los Estados  y los medios de comunicación es preciso y riguroso. Aporta análisis de movimientos sociales que prefiguran expresiones de contrapoder en la sociedad red.  Si el poder se ejerce mediante la programación e interconexión de redes, el contrapoder o intento deliberado de cambiar las relaciones de poder se realiza reprogramando las redes en torno a intereses y valores alternativos o  interrumpiendo las conexiones dominantes e interconectando redes de resistencia y cambio social” .

Fernando Vallespín en su obra    La mentira os hará libres. Realidad y ficción en la democracia    menciona que hay que cambiar radicalmente la forma en la que vivimos la democracia. Roberto L. Blanco, catedrático de la Universidad de Santiago, en un análisis riguroso de la obra de Vallespín  enfatiza que esta obra se entiende como una constante manipulación de la realidad, “donde nada es verdad ni es mentira, porque todo en la vida pública acaba resultando del color del cristal con que se mira y  que es una incómoda sensación de simulacro, como si estuviéramos asistiendo a una farsa”. Señala el catedrático que la conclusión final de Vallespín no puede ser más desalentadora: “atrapados entre una política en la que todos los discursos son pardos, porque en ella resulta imposible distinguir la  verdad de la mentira y lo aparente de lo real, y un paradigma económico liberado de la política, encima el que aquélla ha renunciado en gran medida a decidir, los ciudadanos optan crecientemente no sólo por la desafección hacia quienes gestionan el sistema, sino también, lo que es mucho más peligroso, hacia el sistema mismo, incapaz ya de orientar sus opiniones y dar satisfacción a sus demandas”.

Matthew d’Ancona  en su libro Post-Truth. The New War on Truth and How to Fight Back   analiza la forma en la que la decadencia del valor de la verdad en la sociedad se va aceptando y acomodando  y en qué sentido el relativismo comienza a afirmarse como un escepticismo legítimo, no tanto las mentiras de los dirigentes, que siempre han existido y existirán, como la respuesta de la ciudadanía ante éstas; es decir, ¿A QUÉ SE REFIERE “LA MISMA”?    una forma de ejercer el juicio político en la que se concede un peso mayor a las emociones, a nuestras creencias previas, antes que a los hechos.

El articulista Daniel Tompsett publicó un artículo en la página web https://translate.google.com/translate?hl=es&sl=en&u=https://www.vision.org/what-is-post-truth-alternative-facts-6412&prev=search     con un título muy expresivo: “¿Es más probable que las personas sean persuadidas por hechos objetivos u opiniones emocionales? ¿Responden más positivamente a una verdad dura o una mentira sabrosa?  Bienvenido a la era posterior a la verdad”. En su contenido señala un pasaje del expresidente de EUA Barack Obama, quien en su mensaje de despedida de la Casa Blanca comentó: “ Y cada vez más, nos volvemos tan seguros en nuestras burbujas que aceptamos sólo información, sea verdadera o no, que se ajuste a nuestras opiniones, en lugar de basar nuestras opiniones en la evidencia que existe…” Señala Tompsett que Barack Obama sugirió en el discurso que para muchos de nosotros  es más seguro retirarnos a nuestras propias burbujas en nuestros vecindarios, en la universidad, lugares de culto o en las redes sociales, con personas afines y que comparten opiniones y perspectivas políticas, que evitar el desafío de nuestras suposiciones. 

En su artículo “Democracia digital,  el nuevo poder inaprensivo”, Máriam Martínez-Bascuñán Ramírez    hace hincapié en las fake news, que es el término que se ha adoptado para hablar de desinformación haciendo alusión a una forma de acceso a la realidad que se ha convertido en mayoritaria  y que es rehén de un negocio digital. Las plataformas sociales en red, verdaderos imperios modernos, han devenido en los nuevos “intermediarios de la desintermediación”,  como afirma Fernando Vallespín. Enfatiza Martínez-Bascuñán Ramírez que las redes sociales representan el coladero perfecto para la propaganda política gracias a cámaras de eco selladas por algoritmos. “Se sabe que los algoritmos de Facebook están diseñados para captar la atención y procurar que pases el mayor tiempo posible dentro de la plataforma;  por eso muestran cosas que se sabe de antemano que te gustarán o que son susceptibles de viralizarse utilizándote a ti como canal transmisor”.

En la  página web https://www.opendemocracy.net/es/democraciaabierta-es/la-democracia-digital-y-el-futuro/, Renata Ávila publicó  (18 de enero de 2019) el artículo titulado  “La democracia digital y el futuro”, en el que comenta que en la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil en 2018   se manifiesta la importancia de la función de las empresas de social media marketing (mercadotecnia en redes sociales), la forma en que hoy  ganan elecciones y la poderosa influencia que ejercen en la polarización de los procesos políticos. Señala que esto es hoy en día la regla y no la excepción en las sociedades democráticas. La supuesta interferencia extranjera que llevó a la derrota de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos  o la victoria del Brexit en el referéndum del mismo año en Reino Unido se han convertido en un patrón evidente en todos los procesos electorales desde entonces. Ávila continúa señalando en su artículo que las nuevas técnicas de publicidad utilizan información que se encuentra disponible en línea, programas de aprendizaje automático e investigación psicológica. Su objetivo es    generar mensajes dirigidos a targets específicos basándose en datos del comportamiento de las personas en línea.

El doctor en ciencias políticas y sociales Gerardo Dorantes Aguilar en su libro Internet, sociedad y poder.   Democracia digital: comunicación política  en la era de la hipermediación, en su capítulo primero destaca la frase “de Gutenberg a Zuckerberg” para comentar sobre el continuo desarrollo   de las tecnologías de la información y la comunicación, desde la imprenta hasta las redes digitales de esta época.  Su segundo capítulo trata sobre internet y su relación con las prácticas sociales. Con la expresión “nuevos vinos en viejos odres”  se avizora una tendencia de dar razón a la llamada postura “ciberescéptica”, que señala que por sí misma la internet —al igual que cualquier otro medio—  no es capaz de modificar las estructuras ni las dinámicas de poder sobre la comunicación y la política. En realidad, el denominado “ecosistema mediático” reproduce en su interior las relaciones ya existentes en el mundo, dando como resultado un sistema controlado, superconcentrado, hipercomercializado y no exento de censura  que se rige bajo la lógica de “los ganadores toman todo”.

En 2014, el ensayista político mexicano Roberto Ángeles Hernández en su artículo “La democratización digital, la nueva cara  de la democracia en México” se propuso ilustrar que la democracia digital es un elemento de transformación y adaptación del espacio público ante la nueva era digital. El proceso de transformación del espacio público conlleva la asimilación del uso e incorporación de las tecnologías de la información y comunicación en las acciones de Gobierno,  las cuales están supeditadas a un régimen, sistema de Gobierno, Estado, en espera de alcanzar un modo de vida democrático. La nueva era digital surge como un fenómeno derivado del proceso de globalización, el cual se ha caracterizado por la internacionalización del comercio, la cultura y las costumbres de las naciones; aunado a que el sistema de gobierno democrático junto con el sistema económico capitalista se han desarrollado teniendo como punto de inicio la caída del muro de Berlín en 1989. Ángeles Hernández enfatiza que, como respuesta a los nuevos fenómenos sociales, económicos y culturales, como el de la era digital, los  noventa fueron el parteaguas de transición de la sociedad a los nuevos retos que representa un mundo globalizado, en el que las fronteras se pretenden borrar y el multiculturalismo crea la pluralidad de ideas, costumbres y visiones. Concluye que la nueva cara de la democracia ya está en la sociedad, pero que es responsabilidad pública de cada uno de los ciudadanos vivirla, exigirla y construirla para lograr una calidad de vida mejor y un desarrollo pleno de sus comunidades y que los ciudadanos participen en todos los aspectos de la vida pública de México.

Serge Champeau  y Daniel Innerarity, autores del libro Internet y el futuro  de la democracia, analizan cuatro problemas relevantes objeto de múltiples debates:

Medición de los efectos de la web  2.0 en la prácticas políticas democráticas Creencia de que internet  daría un paso firme a una era de democratización en el mundo, que se percibe ahora como utópica e ilusoria. 
Fronteras entre las esferas privada y pública  en la era digital  Se analiza un doble enfoque, jurídico y filosófico, y los avances y retrocesos en la protección de los ciudadanos frente a los riesgos asociados a la utilización generalizada de las redes sociales, así  como el acto de fundamentar jurídicamente la protección de los ciudadanos en sus derechos. Se analizan también las bases y propiedades de los discursos digitales y las opciones sociales, éticas y políticas en las que se fundamentan  las prácticas digitales, en especial las que forman una frontera entre lo privado y lo público.
Crisis como un primer plano de la prensa escrita y de los medios tradicionales La aparición de variados medios digitales con cambios cada vez más frecuentes y a  mayor velocidad. Se enfatiza que los medios tradicionales o medios pasivos ahora son  rechazados por los lectores. Internet ha permitido una extensión del espacio público.
El futuro  de internet  Gobernanza de internet, las propiedades culturales de lo digital, multiplicidad  de los protocolos de tratamiento de la información existente. ¿Cómo se puede, en la evolución tecnológica y cultural que las democracias han hecho posible, desarrollar la democracia y la protección de sus derechos?

Los invito a leer con mucho detenimiento esta obra, la cual revela con detalle la influencia de internet en los procesos democráticos.

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