La poca claridad en la política económica del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO) provocó una parálisis en el gasto público para infraestructura y un freno para la ejecución de obras de carácter privado; por esa razón, el crecimiento del sector construcción ha experimentado una caída estrepitosa durante 2019 que tiene un efecto negativo en la economía y en sectores como el afianzador, afirmó Armando Díaz-Infante Chapa, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), delegación Ciudad de México.
Díaz-Infante Chapa, quien compartió estas reflexiones durante su intervención en una plática denominada “Perspectivas sobre el desarrollo de infraestructura en México”, que formó parte del programa del 11.º Encuentro Internacional de Fianzas y Seguro de Crédito, organizado por la Asociación Panamericana de Fianzas (PASA APF) en Ciudad de México, indicó que es preocupante que en el Paquete Económico 2020 del Gobierno Federal se establezca un recorte de hasta 8.1 por ciento en recursos destinados a la infraestructura.
“En 2008 se invirtió cerca de 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en infraestructura; mientras que en 2019 el presupuesto programado decreció a 3 por ciento de ese parámetro. Por si esto fuera poco, para 2020 la Federación apenas consideró 465,000 millones de pesos para las labores de edificación, cuando se requieren al menos 1.2 billones de pesos para impulsar obras de envergadura; por ello, exhortamos al Gobierno Federal a que reconsidere sus estimaciones y cree las condiciones macroeconómicas óptimas para lograr que la inversión se dinamice, con el objetivo de que se incentive la construcción”, explicó el presidente de la CMIC.
Díaz-Infante Chapa precisó que, a pesar de que la construcción es la cuarta actividad económica que más apoya la generación de bienes y servicios en México y la tercera que más empleos genera, el monto de los recursos asignados a la obra pública durante el primer año de la administración federal de la hacienda pública que encabeza AMLO es preocupantemente bajo.
“Es imperativo que durante el último trimestre del año haya un ejercicio de revisión del presupuesto asignado para la infraestructura. Así no solo se incentivará la generación de empleo, sino también se retomarían proyectos de obra pública trascendentales que tendrían un impacto positivo en toda la cadena productiva del país”, abundó Díaz-Infante Chapa.
Sin financiamiento, seguirán estancados
En otro punto de su intervención, Díaz-Infante Chapa sostuvo que el sector de la construcción en el país debe mejorar su capacidad de financiamiento para desarrollar obras de envergadura. En tal sentido, destacó que en México solo se emplea 36 por ciento del PIB para fondear proyectos de infraestructura
“Los industriales de la construcción somos los más limitados en cuanto al acceso a créditos financieros. En México, la infraestructura casi no fundamenta su operación en el crédito interno, sobre todo si se comparan nuestras cifras con las de otros mercados. Por ejemplo, en Asia Oriental y el Pacífico, los créditos asociados a la edificación representan hasta 181 por ciento del PIB de los países de esa región; sin embargo, en este país todavía tenemos una economía muy deficiente en cuanto al acceso a los financiamientos, y es en el sector de la construcción donde este problema más se agudiza”, sostuvo Díaz-Infante Chapa.
Por lo anterior, el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción en Ciudad de México consideró vital que el sector financiero, incluyendo a la industria de las garantías, apoye este crecimiento, de manera que los instrumentos financieros disponibles en el mercado generen un clima de trabajo en el que los contratos se cumplan.
“Debemos volver a recurrir a estos mecanismos y dejar de verlos como instrumentos que comprometen la economía del país. Al contrario, son vehículos financieros que ayudan a que crezca y se acelere la infraestructura”, puntualizó Díaz-Infante Chapa.
Un sector con muchas oportunidades
Díaz-Infante Chapa dijo que en 2018 México se ubicó en el lugar 62 a escala global en el índice que califica la calidad general de infraestructura existente en un país, y en la posición 50 en lo que se refiere a redes carreteras.
En lo que respecta a la conectividad de las autopistas, continuó Díaz-Infante Chapa, México ocupa el lugar siete en el mundo; no obstante, agregó, la calidad de las vialidades posiciona al país en el escalafón 47 del mundo. “En este segmento hay una ventana muy grande de oportunidad, puesto que nuestros caminos están trazados y construidos, pero carecen de mantenimiento”, sentenció Díaz-Infante Chapa.
El presidente del gremio local de los industriales constructores también se refirió al sistema ferroviario del país. Detalló que México ocupa el lugar 50 en cuanto a este tipo de infraestructura; pero en lo que se refiere a eficiencia se posiciona en el peldaño 74 a escala mundial.
Por último, el presidente de la CMIC indicó que en abastecimiento de energía eléctrica México se perfila como uno de los pocos casos del mundo donde todas las áreas urbanas y rurales podrían contar ya con el suministro de este bien; sin embargo, subrayó, en lo que se refiere a calidad de transmisión el país se posiciona en el lugar 85 entre todas las naciones del planeta.
“Con todos estos datos, se pueden dar cuenta de que México tiene grandes oportunidades de mejorar en mucho ámbitos siempre y cuando se refuerce la infraestructura del país”, finalizó Díaz-Infante Chapa.