AL CIERRE DEL TERCER TRIMESTRE, el sector reporta, según cifras oficiales, un incremento de 12.3 por ciento; ajustando la inflación anualizada del periodo de los últimos cuatro trimestres, el crecimiento real ronda el 9 por ciento. Excelente noticia y muy notable resultado, sobre todo si se consideran las condiciones del escenario económico, que está francamente deprimido (no se puede usar la palabra recesión: está prohibida. Quienes eso dictaron son como el avestruz, que con esconder la cabeza o cerrar los ojos de verdad cree que lo que no ve no existe).
COMO QUIERA que se enfoque, éste es un resultado muy importante. Habrá expertos que encuentren e identifiquen las causas de fondo. Pero, con independencia de ello, lo conseguido da parte indirecta de algunas cuestiones que se pueden plantear a manera de hipótesis.
EL CITADO INDICADOR incluye todos los ramos. De las cifras oficiales se desprende que 43.5 por ciento de la cartera nacional está representado por las operaciones del seguro de Vida; el 56.5 por ciento restante corresponde a Automóviles (4.5 por ciento de incremento), Daños (25.7 por ciento de incremento; en realidad, alrededor de 12 por ciento si se quita el efecto de pólizas cíclicas) y Accidentes, que incluye a su vez Gastos Médicos (6.5 por ciento de incremento).
EMPECEMOS POR GASTOS MÉDICOS y Accidentes. El crecimiento es bajo en comparación con el total, y debe considerarse que ha habido una demanda menor de pólizas de Accidentes, sobre todo en Grupo y Colectivo. Gastos Médicos, por su parte, se mantiene más o menos estable en comparación con los últimos años; aunque se acusa una baja leve en la demanda de pólizas. Debemos recordar que la prima lleva incrementos quinquenales por edad; y es que de por sí incrementa la prima aun cuando no aumente el número de asegurados. Esto es, la gente sigue haciendo el esfuerzo de contar con una póliza individual en vez de ponerse en manos de la medicina pública, sea cual sea ésta.
CON RESPECTO A LAS operaciones de Autos, hay dos factores básicos: lo referente a automóviles propiamente dicho y la parte de camiones. En el primer caso, se entiende un crecimiento topado que va de la mano de la venta doméstica de unidades automotrices, que ha caído sensiblemente y de manera continua en el país desde hace un par de años. El caso de camiones refleja la reducción en la actividad de la industria de la construcción y, en consecuencia, la no cobertura de muchas unidades ociosas.
EN CUANTO A DAÑOS, el incremento es signo de que hay actividad económica suficiente que justifique el aseguramiento. A la vez que un poco alentador (dadas las condiciones económicas de estancamiento) resulta un tanto contradictorio el punto, ya que el crecimiento económico (cero) hace suponer la existencia de un freno contundente a la actividad. Esto no ha sucedido, sin embargo; pero se reflejará más temprano que tarde. En tanto, la cifra del avance motiva por lo menos a esbozar una sonrisa leve.
SORPRENDE EL CRECIMIENTO de las primas de Vida. Aun cuando Vida Individual ha crecido de manera importante, también el seguro de Grupo ha tenido un incremento modesto en la demanda de protección ante el riesgo vital. Lo más notable es que, cuando el pago de las primas de seguro ocupa por ahí del lugar 12 o 13 en la jerarquía del gasto, se mantiene el interés de mucha gente por contratar la protección que brindan los seguros de Vida.
ASÍ, EL SECTOR MUESTRA un desempeño más que bueno al cierre del trimestre pasado, siempre en comparación con las cifras correspondientes al ejercicio anterior. Con un crecimiento así en el sector y un avance de cero en la economía, es de esperar que la industria del seguro cierre el año 2019 con una contribución al PIB ligeramente mayor al 2 por ciento, objetivo constante de esta actividad.
POR CIERTO, SE HA INSINUADO la conveniencia de contar con un “seguro” gubernamental en CDMX para solventar los daños directos que causen los manifestantes en esta metrópolis. En lo que va del año ya se han realizado cerca de 2500 marchas y manifestaciones, algunas muy violentas, violencia que no se justifica a decir del propio gobierno local. Lo interesante es que se pretende generar un fondo (algo así como el de desastres naturales, Fonden), pero para que el gobierno pague los vidrios rotos de los manifestantes. El punto no son los vidrios rotos y ya, también deben considerarse los daños consecuenciales, como pérdida de ventas, sueldos y pérdida de utilidades por los días y eventualmente semanas en que se deja de vender en múltiples comercios a causa de los daños infligidos por los inconformes.
EN CUANTO AL TEMA DEL TERRORISMO (palabra satanizada), podría tener consecuencias diversas su aceptación; algunas condiciones de pólizas cubren actos vandálicos, pero excluyen terrorismo. Si se aceptara que las bandas del crimen organizado son terroristas, habría una cantidad muy grande de daños que los seguros no pagarían. ¿Cómo la ve?