Aseguradoras y empresas de autotransporte de mercancías del centro y sur de América Latina padecen de un mal casi idéntico: siniestralidad creciente y una red cada vez más sofisticada de ladrones de mercancías que complica poner freno a este ilícito. Ante este problema, la gerencia de riesgos requiere cambiar sus patrones de suscripción y poner mayor énfasis en el fomento a la prevención y en el intercambio de información local e internacional para facilitar el aprendizaje y la implementación de las mejores prácticas a fin de contrarrestar este ilícito.
Más de 100 suscriptores de riesgos de México se dieron cita en el auditorio de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) para analizar y sugerir caminos que conduzcan a la solución de los actos delictivos que aquejan a la industria del transporte. Estos delitos, se dijo, exhiben niveles crecientes de planeación y agresividad, especialmente en países como México, Argentina, Brasil y Colombia, que ya se clasifican como los más conflictivos respecto a este tema en el continente, por lo que el consenso fue que es menester hacer algo ya para revertir la situación.
Las charlas del evento estuvieron a cargo de Gustavo Valdés, Head of Marine Chubb y presidente del Grupo Técnico Marítimo en México; María Fernanda Alonso, vicepresidenta del Comité de Carga de Alsum; Juan Manuel Miranda, director general en Assistcargo Risk Management, en Argentina; René Ellis, director para Latinoamérica de Buonny, en Brasil; Reinaldo Rodríguez, presidente ejecutivo de Grupo OET, en Colombia; Jorge Yáñez, subdirector de Riesgos en Grupo Nacional Provincial, en México; y Mauricio Martínez, propietario de CRM Consulting Services, en Perú.
En el foro, que de manera conjunta organizaron la AMIS y la Asociación Latinoamericana de Suscriptores Marítimos (Alsum), acaecido el 20 de marzo de 2018, los representantes de esos países subrayaron la necesidad de que el suscriptor de riesgos se dé a la tarea de convencer a los transportistas de invertir en el desarrollo de un programa integral y estratégico de prevención y control de riesgos.
Los participantes advirtieron sobre el hecho de que las bandas del crimen organizado tienen cada vez más y mejores estrategias para seguir delinquiendo. Los expositores coincidieron en reconocer que, a pesar de los adelantos tecnológicos existentes, o los que se lleguen a implementar en el futuro, dicho delito seguirá existiendo, por lo que es obligación de la gerencia de riesgos de las industrias aseguradora y transportista poner todo lo que esté a su alcance para obstaculizar y reducir al mínimo el impacto económico que se desprende de esta actividad ilícita.
Los ponentes también señalaron que el robo de mercancías en América Latina ha tenido altibajos de manera cíclica; por ejemplo, durante la década de 1990 México vivió un episodio de siniestralidad por robo en el transporte de mercancías muy similar al que se está observando en la actualidad; y a medida que el tiempo avanza el despojo que cometen los delincuentes se observa mucho más dinámico y tendiente a migrar con facilidad cuando ya no encuentra tierra fértil para lograr su cometido.
Los expositores dijeron que en América Latina siete de cada 10 siniestros que se registran en la industria del transporte corresponden al robo de mercancías, dato que consideraron que se ha convertido en un foco rojo tanto para quienes ofrecen el servicio de transporte como para quien asegura su traslado.
En el foro se explicó que entre las mercancías más robadas se encuentran éstas: medicamentos, químicos, artículos de cuidado personal, ropa, calzado, bienes para el hogar y jardín y material de construcción; aunque lo más grave del asunto es que, una vez perpetrado el atraco, basta una hora para que el cargamento robado sea colocado para su comercialización entre distribuidores del comercio informal.
Fue por eso por lo que los suscriptores ahí reunidos coincidieron en subrayar que para enfrentar este problema es inútil continuar actuando con base en las medidas tradicionales de suscripción, cuando lo que se requiere es convencer al transportista de la importancia de invertir en planes de prevención y seguridad para no padecer frecuentemente los embates del hampa y las consecuencias que ello implica.
Los suscriptores latinoamericanos reunidos en la AMIS consideraron que ya no es posible continuar facilitándoles el trabajo a los delincuentes especializados en el robo de mercancías mediante acciones que involuntariamente garantizan un “robo seguro”. Por ejemplo, la información que se comparte con los clientes y proveedores, o hasta la que se exhibe por medio de la rotulación de las unidades, ofrece pistas del movimiento que seguirán los tractocamiones; por esa razón sugirieron practicar un perfil bajo al respecto y, además, cerciorarse de que las unidades estén mecánicamente en las mejores condiciones que sea posible para garantizar los traslados.
Los participantes en el foro internacional auguraron que la tecnología será en el terreno del combate a este hecho delictivo una herramienta fundamental para el monitoreo, prevención y control de los siniestros. En un plazo no mayor de cinco años, la implementación de las diversas plataformas tecnológicas, así como el uso de la inteligencia artificial marcarán un antes y un después ante este problema.
Destacaron también que, en el caso de Brasil, la gerencia de riesgos ha cambiado radicalmente su concepción acerca de cómo vender el servicio de prevención de riesgos al cliente; con base en ello han conseguido diseñar una oferta tan atractiva que hay suscriptores que se dan el lujo de decir: “Eso es lo que hacemos en nuestra empresa en materia de gestión de riesgos; y, por si acaso le interesa, también vendemos seguros”.
Un aspecto más del mercado brasileño que se destacó en esta mesa latinoamericana de análisis es que todo siniestro relacionado con el robo de mercancías se comparte entre los sectores asegurador y de autotransporte con el objetivo de estudiarlo y analizarlo, toda vez que las empresas de la región entendieron que reservar estos datos solamente para el conocimiento del transportista y la aseguradora responsable de la indemnización no servía de nada; antes bien, esa limitada difusión de la información repercutía gravemente en cada uno de estos mercados.
En tal sentido, los participantes subrayaron lo imprescindible que es que trabajen de forma integrada aseguradoras, transportistas, autoridades y sociedad para combatir el robo de transporte de mercancías, una actividad ilícita que se intuye imposible de revertir si se ataca de manera aislada; y más aún cuando los hampones se valen cada vez más de estrategias muy creativas para conseguir sus propósitos.
Los convocados a este foro refirieron que, si antes el transporte ferroviario era considerado como uno de los menos afectados por este delito, en la actualidad ese supuesto ha quedado atrás, pues esta modalidad de transporte de carga padece frecuentes hurtos. He aquí el modo de operar de las bandas que atacan los trenes: quienes frenan el paso de un convoy centran su atención en sustraer principalmente los contenedores con productos a granel, o bien las materias primas, que posteriormente pueden transformar y sacar al mercado de manera legal convertidas en productos elaborados.
En el mercado argentino están convencidos de que el futuro de la gerencia de riesgos en esta industria está directamente relacionada con la incorporación de la tecnología y el endurecimiento de la seguridad en la logística; de otra manera será imposible mantener un índice bajo de robo en este nicho.
Ésta es la realidad del robo de mercancía en los países que se dieron cita en el foro de la AMIS. Los ponentes hicieron una invitación a asumirla y aceptarla, pero no para resignarse, sino para cerrar filas e impulsar esfuerzos orquestados de intercambio de información, prevención, control y preservación e inclusión de las mejores prácticas de combate a esta modalidad de robo.