La COVID-19 es un acontecimiento sanitario de innumerables consecuencias sociales y económicas. En tal sentido, la difícil situación que desató la indomable diseminación del virus SARS-CoV-2 empieza a pasar factura y ya es un evento que recrudece los sentimientos de tristeza y desánimo en la sociedad, advierte una investigación de Fundación AXA.
Las conclusiones de la firma se desprenden de un avance de su análisis titulado Estudio Paneuropeo AXA sobre Salud Mental. En dicho estudio, que se realizó en España, se revela que 34 por ciento de los ciudadanos en este país define su estado de ánimo como “malo” o “muy malo”, una vez que emergió la pandemia de COVID-19.
Josep Alfonso, director general de Fundación AXA, afirmó que es realmente riesgoso que situaciones de duelo, miedo, estrés o angustia sean subestimadas, ya que son factores que indudablemente tendrán un efecto directo sobre el estado de salud en el futuro.
Alfonso indicó asimismo que la carga emocional que algunas naciones han experimentado debido a la COVID-19 pesa categóricamente sobre el estado de ánimo general de la población. Al respecto, detalló que el confinamiento social, la crisis económica y el marcado clima de incertidumbre son los principales aspectos que actúan en detrimento de la felicidad de la sociedad en la actualidad.
El diagnóstico de Fundación AXA puntualiza que antes del confinamiento social, 60 por ciento de los encuestados definía su salud mental como “buena” o “muy buena”; sin embargo, actualmente apenas 20 por ciento afirma sentirse bien.
Los datos de la investigación son categóricos y reflejan, además, que solo 7 por ciento de los mayores de 65 años reconoce encontrarse “bien”, frente a 33 por ciento de los miembros de la tercera edad, quienes aseveran que se siente “mal” o “muy mal”.
El estudio de Fundación AXA apunta que 44 por ciento de los consultados asegura haber tenido “problemas emocionales” concretos durante el confinamiento y 18 por ciento los calificaba como serios. Entre el catálogo de situaciones, amplía, se destaca la tristeza, depresión y ansiedad en más de 50 por ciento de los casos, mientras que las crisis de pareja y los ataques de pánico, con un 14 por ciento y 9 por ciento, respectivamente, son los tres problemas emocionales más frecuentes que han sufrido los consultados durante la pandemia.
Por último, el análisis advierte que 78 por ciento de la muestra examinada considera que sus niveles de estrés se han acrecentado desde que comenzó la pandemia de COVID-19 y 41 por ciento revela que ha llegado a perder el control de sus vidas.