La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, advirtió sobre las devastadoras repercusiones sanitarias, sociales y económicas que la COVID-19 ha producido en las mujeres.
Durante la sesión informativa semanal del organismo, Etienne añadió que las mujeres se han visto especialmente afectadas por la interrupción de los servicios de salud reproductiva y materna, pues “según estimaciones de la ONU, hasta 20 millones de mujeres en las Américas verán interrumpido su control de la natalidad durante la pandemia, ya sea porque los servicios no están disponibles o porque ya no tendrán los medios para pagar la anticoncepción”, subrayó.
Esto significa, agregó la titular de la OPS, que la continua interrupción de los servicios de salud para las mujeres debido a la COVID-19 podría borrar más de 20 años de avances en la reducción de la mortalidad materna y el aumento del acceso a la planificación familiar.
Asimismo, Etienne afirmó que las mujeres, que representan más del 70 por ciento del personal sanitario de América Latina y el Caribe, llevan la peor carga de la respuesta al COVID-19. Sin embargo, también sufren un efecto económico mucho mayor. Asimismo, las mujeres, que ya son más propensas a vivir en la pobreza, también tienen más probabilidades de haber perdido sus empleos al comienzo de la pandemia.
De igual modo, la atención al embarazo y al recién nacido también se ha interrumpido en casi la mitad de los países de las Américas. Al mismo tiempo, las mujeres embarazadas son más vulnerables a las infecciones respiratorias como la COVID-19. “Si se enferman, tienden a desarrollar síntomas más graves, que muchas veces requieren intubación, lo que puede poner en riesgo tanto a la madre como al bebé”, declaró Carissa F. Etienne.
“Datos de 24 países indican que más de 200 000 mujeres embarazadas se han enfermado de COVID-19 en las Américas y al menos mil han muerto por complicaciones del virus”, aseveró Etienne.
Al hacer un llamado sobre el próximo Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, que tiene lugar el 28 de mayo, la directora de la OPS destacó: “Instamos a los países a hacer precisamente eso: actuar. Podemos empezar por garantizar que las mujeres y las niñas accedan a los servicios de salud que necesitan — como los de salud sexual y reproductiva, y la atención relacionada con el embarazo y el recién nacido — durante la respuesta a la COVID-19”.
“Debemos recordar que los retos y las desigualdades a las que nos enfrentábamos antes de la COVID-19 no han desaparecido durante la pandemia, sino que han empeorado y no pueden pasarse por alto. Por eso debemos hacer de la protección de la vida de las mujeres una prioridad colectiva”, concluyó Etienne.