La participación de la fuerza laboral en la mayoría de los mercados desarrollados disminuye significativamente ante un mayor número de personas que se jubilan que las que ingresan al mercado laboral formal. Los sistemas pensionarios del mundo lidian con este contexto y con los posibles impactos en materia social, económica y financiera.
Ante ello, ¿la solución reside en elevar la edad de jubilación o buscar alternativas que contengan los costos de tal manera que la competitividad se mantenga en el mercado laboral global? Esta pregunta es analizada por la firma de consultoría Marsh McLennan en su reporte Cómo la disminución de la población puede afectar las pensiones.
Según el estudio, aumentar la edad de jubilación para amortiguar los impactos de las tasas de fertilidad más bajas a largo plaza es “un tema social complejo que debe tratarse con delicadeza dadas las implicaciones políticas a corto plazo”, no obstante, “el apoyo estatal puede comenzar a crujir bajo el peso del envejecimiento de la población y el aumento de la deuda pública”.
Y esto no es todo, según la consultora, esta dinámica impulsa la tendencia de tener una menor cantidad de trabajadores manteniendo a un mayor número de jubilados junto con un mayor número de dependientes y menos trabajadores calificados.
De hecho, “en igualdad de condiciones, estas tendencias reducirán el crecimiento económico futuro, advierte la publicación”.
Responsabilidad individual en cuanto a atención médica y jubilación son una alternativa ante la falta de resolución a la problemática en el corto plazo. Sin embargo, esto requiere de una mayor educación y compromiso y la participación de los gobiernos, los empleadores y los medios de comunicación.
De lo contrario, sostiene Marsh McLennan, es probable que muchos individuos tengan ingresos inadecuados para una jubilación digna.