Debido a los efectos adversos sobre la salud que tiene el sueño insuficiente o deteriorado, su calidad puede desempeñar un papel preponderante para las compañías de seguros al momento de la suscripción, ya que será un factor a considerar cuando se mida el nivel de riesgo de un individuo.
Así lo cree Adela Osman, Chief Medical Research Officer de RGA, quien indicó que, con la llegada de los dispositivos portátiles y los avances en la tecnología de aplicaciones, los consumidores controlan cada vez más su sueño, lo que podría indicar una oportunidad para que las aseguradoras comiencen a usarlo de manera más rutinaria para estratificar el riesgo.
“Actualmente, muchos programas de bienestar tienen en cuenta la cantidad y la calidad del sueño, pero las aseguradoras no utilizan de forma rutinaria los resultados del control del mismo como un factor de calificación de riesgo durante la suscripción”, aseguró Osman.
En opinión de la especialista, los seres humanos duermen aproximadamente un tercio de sus vidas. En tal sentido, agregó que el valor del sueño, incluso como factor de estratificación del riesgo, a menudo se subestima.
“El sueño juega un papel vital en la buena salud y el bienestar a lo largo de la vida y promover un descanso de buena calidad debería convertirse en un enfoque clave de la industria de seguros”, recalcó la ejecutiva de RGA.
Osman sostuvo que hoy en día, la insuficiencia del sueño está siendo exacerbada por la pandemia de COVID-19. “Coronasomnia”, el término utilizado, se caracteriza por síntomas que incluyen un aumento de los problemas para dormir desde el inicio de la pandemia, así como ansiedad, depresión y estrés.
“La deficiencia de sueño se asocia con un mayor riesgo de mortalidad y pérdidas de productividad en el trabajo. Los costos financieros y no financieros asociados con el sueño inadecuado son sustanciales”, cerró la experta.