Hace tiempo que ya se vislumbraba que los precios de las coberturas en el sector asegurador mundial cambiarían debido a que hay ramos con primas por debajo de lo adecuado; y, aunque tal modificación era evidente, la guerra entre Rusia y Ucrania se convirtió en la excusa perfecta para que el costo de los seguros se incrementara, pero de forma realmente exponencial. Y se ha justificado el hecho más por el conflicto bélico en sí que por bases técnicas que atañan estrictamente a los procesos de la industria.
Esto dijeron Cristina Llorens, directora de Negocios Estratégicos y Comunicación del Instituto de Desarrollo Asegurador, de Madrid; y Mariano Blanco, experto en Seguros y Gerencia de Riesgos y director técnico de EKSIT, al participar en la mesa de discusión titulada Desafíos de seguros en el contexto actual de crisis geopolítica, durante la Risk & Insurance Conference 2022, organizada por Ealde Business School.
Desde la perspectiva de los expositores, la guerra referida tendrá un efecto negativo más en el continente europeo que en América Latina, donde se presagia mayor afluencia de divisas por concepto de importaciones. En la parte de seguros, las empresas europeas pondrán mayor atención en invertir en países latinoamericanos, lo que será un revulsivo para que los productos logren una transformación más ajustada a los requerimientos de cada país.
Suceda lo que suceda con la guerra, agregaron Llorens y Blanco, el orbe se encuentra ante cuatro escenarios disruptivos muy dañinos: el que provoca la no movilidad de las personas; el que impide la movilidad del dinero; el que ocasiona que no se muevan los recursos ni las mercancías; y el que obstaculiza el movimiento de los datos. Y, si hablamos de datos estrictamente, esto puede ocasionar graves problemas económicos, empresariales y sociales si a la información no se le da curso adecuadamente.
Llorens y Blanco descartaron que por el conflicto bélico las aseguradoras dejen de responder por los riesgos asumidos antes de la guerra. La industria seguirá haciendo frente y honrando los contratos de los riesgos ya aceptados. Lo que sí será complicado es continuar suscribiendo mientras persistan las hostilidades.
¿Cómo prepararse para afrontar esta situación? Los conferencistas respondieron así: primeramente, el sector asegurador debe esmerarse en infundir confianza en el asegurado debido a que éste es uno de los valores más apreciados actualmente. Debe asimismo informarles a los consumidores que el seguro, ramo por ramo, es un sector importantísimo para la economía de todo país.
“Hacia el futuro, a las empresas que demuestren que trabajan con transparencia, que transmitan confianza y tengan resiliencia les espera una expansión enorme en América Latina”, coincidieron en señalar los especialistas en seguros.
Por otra parte, el manejo inteligente y ético de los datos del consumidor será asimismo un factor que marcará diferencias en el crecimiento de la industria en los años por venir, sostuvieron Llorens y Blanco, pero aclararon que para que eso ocurra el acopio de datos deberá poseer un valor verdadero, no tanto por su cantidad, sino por la calidad de los contenidos. Datos de calidad con los que se puedan proponer y diseñar coberturas a la medida de lo que los clientes manifiesten: ésa será la clave del crecimiento.
Respecto a los datos, los ponentes indicaron que hay una marcada preocupación del consumidor en general por el destino y uso que se le pueda dar a su información personal. Y tal sensación se agudiza cuando las personas se enfrentan a páginas no solicitadas u oscuras, ya que se sienten intimidados o acosados.
La situación cambia cuando la fuente que solicita la información es cercana, cuenta con elementos de seguridad y explica la importancia de compartir información sensible para generar la experiencia requerida. En ese caso, el cliente accede sin problema a compartir su información; y, más aún, este comportamiento es mucho más marcado en las personas jóvenes, y no tanto en las maduras, cuya reticencia es todavía mayor cuando las cosas se tienen que hacer de manera virtual.
Los especialistas en seguros insistieron en señalar que el acopio y uso inteligente de los datos están destinados a cambiarle el rostro a la industria, ya que con ellos el sector puede inferir tendencias y predecir comportamientos, lo que posee un valor incalculable para las personas y las instituciones, ya que tales datos revelan necesidades, comportamientos y riesgos que pueden influir positivamente en la generación de coberturas y servicios en toda la cadena de valor del seguro.
Llorens y Blanco destacaron finalmente que el seguro tiene aún el reto de la flexibilidad de las coberturas y de sus servicios. “Lo cierto es que en la teoría este concepto existe, pero en la realidad no ha funcionado totalmente”, dijeron como conclusión.