A un año de los terremotos que en 2017 azotaron a México, se puede concluir que en muchos casos la suma asegurada de los inmuebles siniestrados que contaban con pólizas no cubrían el saldo insoluto del crédito y tampoco el valor comercial de la vivienda, lo cual se aleja categóricamente del principio fundamental de todo seguro, que no es otro sino el de resarcir los daños cuando el patrimonio o activo se pone en riesgo; por ese motivo, es imperativo que este tipo de instrumentos cubran el valor inmueble, consideren el enganche, las amortizaciones y el saldo insoluto, en síntesis, que sea una suma asegurada dinámica.
El anterior planteamiento corresponde a Mario di Costanzo Armenta, presidente de La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), durante su intervención en el XXVIII Seminario Internacional de Seguros y Fianzas, que organizó la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF). En este evento, el funcionario federal precisó que en la mayoría de los inmuebles colapsados como consecuencia del sismo del 19 de septiembre, la suma asegurada fue menor a la del monto del crédito.
“En algunos edificios, la pérdida fue total y nos topamos con que en las pólizas la suma asegurada era apenas el valor destructible y en otros casos el valor de la construcción; entonces, sumado a que en un sinfín de casos los usuarios debían aproximadamente el 50 por ciento del crédito, una vez descontado el reaseguro, coaseguro y deducible daba como resultado que además de que el asegurado había perdido el inmueble, todavía debía asumir una deuda por liquidar”, explicó el funcionario federal.
Mario di Costanzo indicó que un porcentaje muy alto de los asegurados afectados por los terremotos de 2017 quedaron al descubierto en materia de protección financiera, por cláusulas muy confusas y ambigüedades en las coberturas.
“Se detectaron una gran variedad de pólizas que no eran homogéneas entre sí. Cada cobertura atendía cierto tipo de situaciones. Esto ocasionó que ni los bancos ni las aseguradoras supieran atender las reclamaciones. En lo que se refiere a los usuarios, había mucha desinformación”, abundó Di Costanzo.
Caos por todos lados
De acuerdo con el titular de la Condusef, la forma en la que se actuó luego de los eventos telúricos del año pasado demostró que en México las instituciones financieras carecen de un plan de contingencia integral para enfrentar terremotos. “Las pólizas no describían con claridad el procedimiento para hacer efectivo el seguro; por lo que el usuario no sabía qué hacer ni con quién acudir”, añadió.
La labor de ajuste, dijo Di Costanzo Armenta, también careció de precisión. “Cuando existía concurrencia de aseguradoras en un inmueble siniestrado, el criterio de los ajustadores emergió para cada caso, por lo que se determinaron los daños a juicio individual, pese a que eran similares”, sostuvo.