Por: Elizabeth Reyes Castillo / @nutrierc
Es normal que tu programa de alimentación vaya muy bien en medio de condiciones ideales: preparando tú mismo el desayuno, comiendo en el lugar en el que ya tienes calculado el menú, etcétera, hasta que aparece una comida de negocios y las cosas cambian, con lo que de pronto podrías estar consumiendo las 3,000 kilocalorías que ahorraste durante la semana por haber ingerido alimentos en proporciones adecuadas y hacer ejercicio constante.
He aquí siete tips para que realices tus comidas de negocios sin afectar tu programa alimentario ni tu salud:
- Inicia tus comidas con vegetales. Puede ser una ensalada o verduras a la parrilla. La mayoría de los restaurantes ofrece entradas que facilitan la tarea. Si eliges ensalada como primer tiempo, cuida que lleve aderezo bajo en grasa; y, si contiene frutas, que éstas sean frescas y no en almíbar o deshidratadas, ya que su contenido de azúcar es mayor.
- Como segundo tiempo te sugiero seleccionar leguminosas o sopa de verduras. Evita las pastas, pues habitualmente son preparadas con grasas animales, como crema y mantequilla, además de su natural aporte de carbohidratos. Las leguminosas contienen proteínas, fibra y minerales, y las verduras, además de ser las más bajas en calorías, aportan antioxidantes.
- Sería ideal que tu platillo principal fuera un alimento de origen animal bajo en grasa, como pollo o pescado o pavo, preferentemente preparado con alguna salsa de vegetales. Evita las preparaciones grasosas elaboradas con crema, quesos, mantequilla, capeadas o empanizadas. La porción debe ser del tamaño de la palma de tu mano (aproximadamente entre 80 y 120 gramos).
- Dale la vuelta al consumo de alimentos accesorios, comunes en la mesa, como totopos, pan, mantequilla…, ya que, en lo que esperas tus platillos, podrías estar ingiriendo más de 500 calorías.
- Come despacio. Masticar bien regula tu saciedad y ayuda a que la digestión de los alimentos sea óptima y la absorción de los nutrientes sea menor. Te ayudará beber un vaso de agua antes de empezar a comer.
- Evita las bebidas con calorías. Están incluidas las bebidas de frutas, limonadas, naranjadas y los refrescos, las cuales aportan más azúcares que nutrientes, y no hacen disminuir tu apetito, además de que, por su elevado contenido en azúcares, tampoco te hidratan.
En el caso de las bebidas alcohólicas, pide las que puedas beber solo con agua o directas, como whisky, tequila o vodka. Las puedes consumir con agua mineral y limón. De esa manera reduces al menos entre 21 y 25 gramos de azúcar, amén de que nivelas un poco la deshidratación que provocan.
- Si te es posible, evita el postre. En casi cualquier carta de postres regulares, el más ligero puede contener 400 kilocalorías, lo cual equivale a alrededor de un cuarto de la energía que debes consumir, pero con 30 gramos de grasa, lo que resulta entonces una pésima combinación. Si pretendes reducir los centímetros de tu cintura, puedes consumir los postres de vez en cuando, pero procura que no formen parte de tu dieta habitual porque, de ser así, tu colesterol, triglicéridos y glucosa sanguínea estarán en riesgo de elevarse.
Cambiar tus hábitos debería ser cosa de todos los días, para que el avance se vea reflejado en tu salud.
Es un hecho: cuidar de esa manera tu dieta te ayudará a mejorar tu salud.