“El dinero es el generador de todos los males”. “Mejor pobre y honrado que rico y perverso”. “El dinero corrompe”. “Pobre, pero en paz”. ¿Con cuánta frecuencia hemos escuchado estas frases?
Creo que muchos crecimos con frases similares, lo que hizo que nuestra percepción de la dicha y plenitud sea basada en una elección: o ser feliz, o tener dinero. Pero ¿se puede tener éxito profesional y una vida plena? ¿En verdad el dinero está peleado con la dicha personal? ¿El éxito, la abundancia y la dicha es solo para unos cuantos elegidos? ¿Qué se necesita para alcanzar el éxito?
Toda cultura tiene sus propios principios, lecciones, proverbios y tradiciones que marcan la pauta para una vida satisfactoria, plena y de éxito. Sin embargo, poco nos adentramos verdaderamente en los principios y prácticas para alcanzar la dicha, plenitud y abundancia que queremos y nos merecemos. Personalmente creo que el dinero y los bienes materiales no corrompen, sino que la falta de práctica de estos principios es lo que corrompe la mente, la intención y el corazón de las personas.
En los últimos cuatro años, me he dedicado a estudiar qué es lo que hace la diferencia, por qué hay personas con plenitud financiera igualmente desdichadas que personas con finanzas moderadas o bajas, y personas en situaciones de precariedad sumamente felices, igual que personas millonarias de corazones sumamente humildes y bondadosos.
De todas las filosofías y culturas, una me ha cautivado por completo, y es que no solo sus principios milenarios son tan vigentes en la actualidad, sino que sus resultados en la vida personal y empresarial lo sustentan.
Es por eso que en esta ocasión quiero platicarte, amigo lector, de cinco principios japoneses que he encontrado y practicado en los últimos años y que considerablemente me han acercado a lo que para mí es el éxito: saber disfrutar, trabajar y vivir sin remordimientos, sin miedos, sin vacíos ni dudas, una vida consciente, abundante, presente y plena.
Estos principios son: IKIGAI, KINTSIKUROI, KAIZEN, MOTTAINAI E ICHIGO ICHIE.
Vayamos pues al primero de estos principios:
IKIGAI
Ikigai hace referencia al sentido y propósito de vida. En los últimos años se ha popularizado el concepto IKIGAI en referencia al diagrama de Venn donde se conjugan cuatro elementos o esferas fundamentales: aquello que uno ama, lo que uno hace bien, aquello que el mundo necesita y aquello por lo que nos pagan; poniendo a IKIGAI en el centro como “algo” que incluye las cuatro esferas; sin embargo, ikigai va mucho más allá de una actividad o meta.
Ikigai no es una búsqueda, sino una forma de vivir. Y para llegar a ese punto, es necesario conocer los qués pero también los para qués. Es decir, es saber conocer qué cosas, personas, actividades, lugares, experiencias, momentos, etcétera, nos generan dicha, placer, plenitud, y porqué lo generan.
Es saber que hay un para qué por cada decisión que tomamos, desde realizar esa profesión o actividad como llamar a un cliente, hasta decidir si tomar o no esa copa de vino por la tarde o ese chocolate después de comer.
Para llegar a este punto, es necesario hacer una introspección personal y responder a varias preguntas. Las que a mí me han funcionado para iniciar y he recomendado en mis cursos y coaching son:
1. ¿Qué deseo hacer o lograr?
2. ¿Para qué lo deseo?
3. ¿Cómo me hace sentir eso?
4. ¿Qué estoy dispuesto a hacer para conseguirlo?
5. ¿Qué me va a dejar como resultado? o ¿cómo me voy a sentir después de hacerlo?
Si respondes a estas cinco preguntas, por cada acción que realices en tu vida personal y profesional, te darás cuenta de que hay cosas que perseguimos y hacemos por expectativas ajenas, que no nos dejan más que vacíos, y otras que siendo sumamente sencillas nos llenan de un placer y dicha en abundancia.
Ikigai entonces, aplicado a los negocios, te brindará los siguientes beneficios:
1. Mejor toma de decisiones.
2. Claridad en el establecimiento de metas.
3. Saber priorizar sin remordimiento.
4. Determinación.
5. Satisfacción.
Encontrar tu IKIGAI de manera personal es un proceso de mucha introspección, reflexión y práctica, que no es el objetivo de este artículo, sin embargo, estas cinco preguntas pueden ser un buen primer paso.
¿Y qué sucede cuanto encuentro mi IKIGAI, pero no es tan fácil seguirlo, cuando hay demasiados obstáculos o fracasos?
En la siguiente colaboración te hablaré del segundo principio: KINTSIKUROI y el arte de la resiliencia. ¡No te lo pierdas!