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- TE LO ASEGURO
Por: Hugo Silva / hsilva@globalab.com.mx
A mis cuarenta y diez, cuarenta y nueve dicen que aparento, mas antes que después, he de enfrentarme al delicado momento de empezar a pensar…
Joaquín Sabina
Vuelvo a la carga con el Proceso de Adquisiciones del Sector Público reconociendo que en esta ocasión lo hago como mudo testigo, contemplando con desencanto el profundo daño que provoca en esta fase del periodo de la administración sexenal el tristemente célebre fenómeno conocido como chapulineo, el cual, por la alta rotación en puestos clave en las entidades públicas, genera estancamiento de toda actividad. Sí, toda, por ausencia de personal facultado para tomar decisiones, lo que al final del embudo acarrea incertidumbre en los sectores productivos.
Para ejemplificar lo que refiero ilustraré el efecto generado por la señalada rotación de personal en el interior de las dependencias, relevo que supone, en no pocos casos y entre otras lamentables consecuencias, el nombramiento de funcionarios (mandos medios y superiores) que no necesariamente cubren el perfil de puesto para el que son considerados, lo que evidencia un preocupante desconocimiento de los fundamentales del tema.
En nuestro ámbito en particular, atendiendo a la relevancia, especificidad y complejidad técnica que implica, es inadmisible que los encargados de esta importante función adolezcan de la falta de dominio de las herramientas mínimas indispensables para el desarrollo, ya no eficiente, sino por lo menos congruente de esta actividad.
Por si fuera poco, y perfeccionando un espeso cultivo, presenciamos lo que he expresado en anteriores entregas como “los preparativos para el round final” (electoralmente hablando), que orientan a un innecesario sigilo por parte de los operadores responsables de iniciar los diferentes procedimientos de contratación.
Apreciarán, estimados lectores, que los aspectos señalados, de suyo graves, pueden llegar a empantanar los procesos de contratación en detrimento no solo de la competitividad del sector, sino exponiendo de manera indiscriminada los bienes públicos a la ausencia, o deficiencia, de coberturas y programas acordes con las necesidades de los diferentes niveles de Gobierno.
La suma de los factores señalados nos coloca -sin importar nuestra calidad como potenciales o consagrados proveedores de Gobierno-, en situación de vulnerabilidad por lo que, ahora más que siempre, los invito a exigir garantía de equidad y transparencia, denunciando cualquier tipo de sospecha por prácticas poco claras y/o sesgadas que pudieran orientar la preferencia de los evaluadores en los procesos de contratación. (Para tal efecto, es necesario respaldar su pretensión, para procesos de carácter federal, en observancia de los artículos 65 y 66 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público.)
Tal como dice la canción que cité como epígrafe de esta propuesta, es necesario enfrentarnos al delicado momento de empezar a pensar, y propongo algo para comenzar.
No cabe duda de que atravesamos un momento determinante, no solo por la coyuntura política, sino por la inmejorable oportunidad que tenemos como sector para reafirmar nuestra solidez y compromiso con México. Aunque no es necesario, la historia respalda el dicho. Es importante reiterar nuestro absoluto respeto, comprobada capacidad y solvencia, madurez, congruencia e innegable legitimidad tanto a los actores productivos como al entorno social en general respecto a que el resultado del sufragio no será impedimento para honrar los compromisos, generar estabilidad desde nuestras respectivas trincheras y promover la productividad que impulsará a este país a un mejor horizonte, sin importar bandera, color o preferencia. ¡Te lo Aseguro!
Nota adicional: No pierdo la oportunidad de sugerir la consulta del muy interesante reporte denominado Índice de riesgos de corrupción: el sistema mexicano de contrataciones públicas, elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. (IMCO), muy ad hoc para el tema que me permití poner esta vez a su consideración.