Al adquirir cualquier tipo de artículo, la gente quiere estar segura de que obtiene una buena relación calidad-precio. Sin embargo, cuando se trata de productos complejos, técnicamente sofisticados e intangibles como los seguros, esta evaluación es mucho más difícil; por lo que la certificación de este instrumento financiero podría ayudar a ampliar las coberturas inclusivas en los mercados emergentes.
En algunos casos, los consumidores simplemente no saben lo que están comprando, si representa una buena relación calidad-precio o si ha superado algún tipo de umbral de calidad; y frente a este reto se llevó a cabo el Foro de Expertos de MiN No hagas daño: el argumento de las normas de calidad y la certificación de los seguros indexados.
Dentro de ese escenario, Tara Chiu, directora asociada del Laboratorio de Innovación para Mercados, Riesgos y Resiliencia de Feed the Future indicó que “los seguros de baja calidad pueden hacer que los pequeños agricultores estén en peor situación que si no tuvieran ningún tipo de seguro; esto es que los agricultores no tienen forma de distinguir entre un contrato que ofrece un valor real y otro que no lo hace. Están en desventaja porque no tienen la información que necesitan para decidir si un producto será bueno para ellos”.
Por su parte, Michael R. Carter, director del laboratorio expresó que una parte del problema es que la calidad de un contrato es un rasgo oculto. “No es raro que haya productos en el mercado cuya calidad sea difícil de averiguar para el consumidor. Aquí es donde la certificación o la regulación son una respuesta realmente útil. Se reconoce que cuando la calidad está oculta hay una verdadera lógica económica y empresarial para la certificación de la calidad”, destacó.
La inversión pública en productos de baja calidad es un uso ineficaz de recursos limitados, y los productos de baja calidad pueden expulsar a los de alta calidad, añadió Tara. También subrayó que los fracasos contractuales ahogan el mercado y pueden empañar la reputación de todas las organizaciones implicadas. “Los fracasos de alto perfil han frenado el impulso en torno a una herramienta por lo demás prometedora, y la actual falta de control de calidad consistente hace que la inversión en seguros agrícolas sea una actividad de alto riesgo y alta recompensa”, expresó.
Por último, Tara Chiu resaltó que “la certificación de los productos de seguros está directamente relacionada con la necesidad de comprender y mejorar el valor que los clientes obtienen de estos productos, pues puede ayudar a mejorar y estandarizar los procesos, lo que conduce a la eficiencia en tiempo y costes y a la sostenibilidad general de las operaciones de seguros”, concluyó.