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Cambios radicales en el mundo ponen en vilo la estabilidad emocional de las personas

Tenemos la primera generación de jóvenes que está siendo menos inteligente que sus padres Pérdida del sentido común, de la concepción del tiempo y crisis de identidad nos aquejan
Por: Luis Adrián Vázquez Moreno @pea_lavm

Los seres humanos estamos viviendo un momento de cambio histórico en el que no somos tan conscientes de todo lo que se está transformando en nuestras vidas. La pandemia fue la gota que derramó el vaso de este cambio, y nos hizo pasar de un momento VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) a un nuevo momento denominado FANI (lleno de fragilidad, de ansiedad, de no linealidad e incomprensibilidad), que nos está llevando al cambio de época y que también pone retos para enfrentar la decadencia.

El tamaño de la incertidumbre es tal, que tanto en el ámbito empresarial como en el humano, resulta prácticamente inviable planificar un año, cuando la velocidad de los cambios rebasa cualquier pronóstico o expectativa, señaló José Antonio Lozano Díez, presidente de la junta de gobierno del Instituto Pedagógico de Alta Dirección de Empresas (Ipade) al exponer el tema: Los retos de la nueva época, durante  el Congreso GAMA-LAMP- Latam 2023, que organizó la Asociación de Promotores de Agentes de Seguros (Aspro-GAMA, México). 

Lozano Díez señaló que el cambio de época está siendo pautado por una modificación en la forma en cómo las personas se comunican. En esta especie de reconstrucción cultural, algunos valores han desaparecido y otros han surgido, y se le da más crédito a la expresión por medio de emoticones que a las palabras y al razonamiento, y al volvernos emocionales, también nos convertimos en seres profundamente manipulables. Hay más comunicación de emociones que de ideas con razonamiento.

Tenemos la primera generación de jóvenes que está siendo menos inteligente que sus padres, lo cual es un dato demoledor, sobre todo si se toma en cuenta que, a partir de 1945, el IQ del mundo comenzó a crecer tres puntos en promedio cada década, y a partir de 1990, estudios recientes revelan que la caída promedio del IQ de los jóvenes se redujo siete puntos, debido a la exposición excesiva a las pantallas que impide que la madurez neurológica a esa edad se termine por concretar, señaló.

En la actualidad, una de cada dos personas posee distintos niveles de ansiedad o depresión, de ahí que el momento FANI está caracterizado porque las personas padecen instantes de altísima fragilidad, que sienten que la vida los rebasa y hay un alto sentido de incomprensibilidad.  

Asimismo, señaló Lozano, la sociedad está perdiendo el sentido común, y esto ocurre porque, para tener sentido común, se requiere tener referentes para desarrollarlo, y esos parámetros están cambiando de tal manera, que son cada vez menos las referencias que faciliten poseerlo.

La concepción del tiempo y del espacio también se ha modificado. Ya no hay épocas del año que se esperen con alegría, se disfruten con tiempo y calma. Hoy todo es tan rápido que cuando nos damos cuenta, ya pasó un año, y otro, y otro más, y de las festividades, ni qué decir.

Todo lo anterior, agregó Lozano, nos lleva también a tener una grave crisis de identidad, en la que las personas no saben dónde están paradas, son altamente vulnerables y, además, no saben tener paciencia y disfrutar, son esclavas de la inmediatez (todo aquí y rápido) es su estilo de vida, lo que genera ansiedad, crisis de confianza y deriva en el surgimiento de valores emergentes, tales como los medioambientales, gobiernos corporativos, la transparencia, entre otros, con los cuales identificarse.  

Este cambio nos lleva a atender algunos retos que superar, subrayó Lozano. Primero, quienes viven estos capítulos de decadencia les afecta en el ánimo, el pesimismo, el aburrimiento, en la pérdida de la ética y en la vulgarización de la cultura y debemos hacer algo al respecto para evitar que esta situación empeore, apuntó.

Segundo, es necesario poner atención en el crecimiento del odio y la violencia impulsada por el internet, los videojuegos, los discursos de polarización y la contaminación de palabras cada vez más negativas. El tercer desafío es la fobia al futuro. Los jóvenes, sobre todo, tienen miedo al futuro (futurofobia), piensan que todo lo que está por venir será peor de lo que ya tenemos.

A qué nos lleva todo esto, señaló, a una pérdida de la esperanza. El mensaje es que, a pesar del entorno, ser felices y amar a los demás es una decisión que podemos tomar. Nosotros podemos ser felices a pesar de todo, porque ser feliz o la felicidad no es lo que nos pasa, sino cómo interpretamos lo que nos pasa.

Finalmente, Lozano compartió cuatro ideas útiles para incorporar en la vida:

1. El momento más oscuro de la noche es justo antes del amanecer.

2. Superar una adversidad incrementa la capacidad de ser feliz. El ser humano requiere sentir que es antifrágil a las adversidades.

3. Alcancemos la paz interior que nos dé serenidad, propiciando un espacio de silencio en nuestras vidas para meditar y pensar que somos dueños de nuestro destino. Las puertas de la felicidad se abren hacia afuera.

4. Pensemos que hay algo hermoso mucho más allá, algo por lo que vale la pena vivir. 

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