Como consecuencia de que la COVID-19 revirtió décadas en materia de progreso social, alteró los patrones de consumo y trastrocó las prioridades de los gobiernos, es muy factible que en el planeta se experimenten episodios de inestabilidad, se enfrenten nuevas amenazas y emerjan, incluso, algunas oportunidades. Por esa razón, se prevé que la posibilidad de que el cambio climático se convierta en un fenómeno irreversible, la prevención de enfermedades y el desempleo galopante serán los rasgos que marcarán el ritmo del mundo una vez que se supere la pandemia producida por el virus SARS-CoV-2.
Así lo alerta el informe 2040: ¿Cómo será el mundo post COVID-19?, elaborado por Fundación AXA, en el que se apunta asimismo que la crisis medioambiental no se resolverá a corto plazo, visto que las personas siguen anteponiendo sus intereses inmediatos por encima de preocupantes realidades como el calentamiento global.
El informe estima que a raíz de la COVID-19, los gobiernos favorecerán estrategias que darán prioridad a la recuperación económica y que buscarán asimismo mejorar la plataforma sanitaria pública en detrimento de la sostenibilidad. También augura que los cambios de comportamiento de gobiernos, empresas y personas hacia un planeta más verde llegarán demasiado tarde, puesto que la temperatura del orbe es 1.4°C, índice más alto que en la época preindustrial.
La miseria será insoportable
En otro punto de la investigación de Fundación AXA se advierte que en cuanto al ámbito socioeconómico, la pandemia provocada por el nuevo coronavirus agravó aún más las desigualdades. En tal sentido, puntualiza que los colectivos más vulnerables vivirán un mayor empobrecimiento, afectados por la crisis de la vivienda y el desempleo, desalentador contexto en el que dichas capas poblacionales no solo enfrentarán considerables retos respecto a su nivel de ingreso, sino también tendrán dificultades para acceder a la salud, la educación y a servicios esenciales como el agua.
En lo que respecta a las relaciones políticas y el orden liberal internacional, el estudio avizora que el orbe dará peligrosos pasos hacia un sistema geopolítico más tensionado. Por ello, agrega, la autosuficiencia continuará ganando fuerza, con constantes amenazas entre países y poca o ninguna cooperación entre naciones.
“Los países impondrán nuevos aranceles para proteger sus industrias locales. Entonces, lo que hace unos años comenzó entre Estados Unidos y China, pronto se extenderá a escala global”, señala el análisis.
Un rayo de esperanza entre la conmoción
La investigación divulgada por Fundación AXA precisa que una vez que los países logren doblegar a la cepa vírica, los gobiernos harán más hincapié en la prevención de enfermedades, en lugar de su curación. Por ese motivo, indica, se establecerán programas cruciales acerca de cómo mantener a las poblaciones sanas e inmunes ante nuevas epidemias. Por si esto fuera poco, específica, se pondrá mayor atención acerca de los padecimientos mentales, afecciones consideradas por muchos expertos como precursoras de enfermedades más graves.
El estudio detalla que la tecnología se apoderará de la operación del sector salud, puesto que, agrega, en muchos casos, la robótica se utilizará como recurso para combatir la persistente escasez de trabajadores sanitarios en algunas zonas de los países, sin perder de vista que los nuevos dispositivos médicos permitirán obtener información sanitaria en tiempo real.
A pesar de lo anterior, Fundación AXA concluye que la tecnología no será una panacea, ya que las recientes pandemias han demostrado categóricamente que siguen siendo necesarios los elementos básicos de la asistencia sanitaria y también sacaron a la luz que debe existir una mayor confianza sobre los gobiernos y su capacidad para gestionar crisis epidemiológicas.