El largo periodo de distanciamiento social, la tensión financiera y la alta carga de trabajo a raíz de la pandemia de COVID-19 son factores que han producido una conmoción emocional sin precedentes en la población, desafío que orilla a las aseguradoras y a los proveedores médicos a diseñar y distribuir un abanico novedoso de productos y servicios en los que la salud mental sea piedra angular en materia preventiva, sostiene GlobalData, consultora especializada en análisis de datos.
Con base en una encuesta realizada en Reino Unido, la firma revela que tanto el capital humano como los empleadores comprenden como nunca antes en la historia de la humanidad la importancia de la salud mental en el lugar de trabajo.
El diagnóstico efectuado por GlobalData pidió a los directivos de pequeñas y medianas empresas (pymes) con operación en Reino Unido que clasificaran las principales preocupaciones en relación a planes de beneficios tras más de un año de la indomable expansión del virus SARS-CoV-2. En tal sentido, la investigación arroja que para 21.8 por ciento de la alta dirección de dichas empresas en aquel país, los programas de salud mental se constituyen como la principal prioridad que deben atender para conseguir que su capital humano esté comprometido y sea mucho más productivo.
Ben Carey-Evans, analista de seguros de GlobalData, declaró que la COVID-19 indudablemente ocasionó que los empleadores y las empresas sean más conscientes de la importancia del bienestar mental. Por lo tanto, concluyó, es una tendencia que las aseguradoras no deben perder de vista si pretenden no perder vigencia en la nueva era que acusa la administración de riesgos, visto que “el interés del consumidor está categóricamente dirigido a salvaguardar lo emocional”.