Balance vida y trabajo: siete claves

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El asegurador

No somos pocos aquellos que en alguna época olvidamos que el trabajo es un medio para construir la vida que queremos vivir, y no un fin, pagando por ello precios elevados en, por citar apenas dos áreas, materia de salud: con sobrepeso, obesidad y enfermedades relacionadas;  y en el tema de la familia con descuidos que producen divorcios, separaciones o una fragmentación que disimula todo el daño que hay detrás de las apariencias.

Son los menos aquellos que hacen un alto para diseñar la vida que desean construir y, a partir de ello, trazan lo necesario para que el terreno de los negocios, de lo laboral  (como empresarios o empleados), se convierta en un factor que los lleve a no caer en el abandono de lo que realmente quieren disfrutar. Ellos suelen escapar de los efectos de la entrega de la existencia personal sin límites a proyectos que destruyen aquello por lo cual se dice que uno trabaja.  

De ahí que haya resultado  interesante escuchar la conferencia titulada “Las siete  claves del líder para lograr la conciliación vida y trabajo” en la voz de la maestra Regina Barbero Garralda, profesora de asignatura de la Escuela de Pedagogía de la Universidad Panamericana, campus  México, durante el desayuno anual de asociados que llevó a cabo el 25 de enero el Instituto Mexicano Educativo de Seguros y Fianzas, A. C. (Imesfac).

El balance de vida y trabajo no es cosa banal. De ahí que los líderes de las empresas enfrentan hoy un desafío de grandes dimensiones en cuanto  a la administración de las personas, que para muchos son factor humano, talento o mero recurso para conseguir objetivos y metas. Los que tratan a su personal de esta última forma  ven en los colaboradores un simple instrumento, en algunos casos llegando al límite del uso desechable, trato que, por cierto, paralelamente se aplican a sí mismos.

Barbero Garralda llama a revisar las creencias que cada líder tiene  respecto al personal que guía. De eso dependerá que puedan implementarse o no medidas encaminadas a impulsar el bienestar, a la vez que se eleva la productividad. No faltan aquellos que eluden opciones como el home office, y otros que de plano lo evitan  ateniéndose a la creencia de que “al ojo del amo engorda el caballo”. Es ésta solo una creencia entre muchas otras que pueden evitar el fomento a la calidad de vida.

Las siete claves   

  1. Tener creencias favorables hacia el balance de la vida. Es obligación de todo líder.
  2.  Administrar el tiempo propio y el del equipo.
  3.  Gestionar por resultados u objetivos es otra vía.
  4.  Promover la autogestión, es decir, empoderar, también ayuda.
  5.  Todos,  líderes y liderados, deberán preocuparse por tener vida fuera de la oficina.
  6.  Conviene tener claro que todos tenemos 24 horas   cada día, y en ellas deben caber trabajo, descanso  y otras cosas.
  7.  Por supuesto, hay que vencer la renuencia     a compartir buenas prácticas siempre que se pueda.

“Antes de morir vive”  fue una frase que citó   Barbero Garralda; añadamos otra frase ya conocida, de Carlos Castaneda: “Vivimos  como si nunca fuéramos a morir”.

La conferencista, que habló ante directivos y  exdirectivos del Imesfac, así como representantes de compañías de seguros y de fianzas, explicó  cada una de las siete claves con la idea de sacudir conciencias personales; pero, sobre todo, con miras a sembrar la semilla del cambio, de la acción, en un tema por demás trascendente.

“Tarea de líderes”, dirán algunos, descargando con ello la responsabilidad de incidir en la calidad de vida de las personas que laboran en las organizaciones, desentendiéndose de ese  reto que, si bien tiene cabida en el mundo de las jefaturas y está dirigido al líder, habita en todos y cada uno de nosotros.

¿Qué nos está deteniendo?

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