Las enfermedades cardiovasculares, como los ataques al corazón, son la principal causa de muerte en el mundo, ya que pueden poner en peligro la vida y se perciben como un signo de advertencia que puede motivar cambios en el estilo de vida de una persona. Es comprensible que el asegurado al que se le haya diagnosticado un ataque al corazón espere que su Enfermedad Grave (EG) esté cubierta para el pago de una prestación. Sin embargo, es posible que este no sea siempre el caso, dependiendo del nivel de severidad que cumplan las definiciones de EG.
De acuerdo con la publicación Con la mano en el corazón… ¿pueden las aseguradoras evitar los episodios cardiovasculares?, elaborada por Tim Eppert y Sarah Hogekamp, para Gen Re, en algunos mercados, la expectativa descrita anteriormente ha creado presión para las aseguradoras y las ha llevado a ofrecer productos de EG basados en definiciones relacionadas únicamente con el diagnóstico. En ese caso, se paga una prestación por cada ataque al corazón diagnosticado por un profesional médico, independientemente de la gravedad del episodio.
Sin embargo, el reporte de Gen Re detalla que pagar por todos y cada uno de los siniestros por ataques al corazón no redunda siempre en el mejor interés de todos los asegurados, ya que los pagos de siniestros que exceden el interés asegurable conducen a primas más altas de lo necesario.
En resumen, el análisis apunta que los ataques al corazón han sido y siguen siendo una importante amenaza para la salud. La demanda de prestaciones basadas exclusivamente en el diagnóstico es comprensible, pero cubrir todos los siniestros conlleva un gran riesgo de cambios en el futuro. Los resultados siguen mejorando, lo que implica que se reducirá el efecto negativo sobre la calidad de vida tras un ataque al corazón y, en consecuencia, resulta cuestionable la necesidad de una cobertura de seguro tras un ataque al corazón con un desenlace muy bueno.
En tal sentido, el reporte de Eppert y Hogekamp cuestiona: “¿qué se puede hacer? Lo primero, encontrar un denominador común entre las expectativas y las necesidades del cliente. ¿Para qué necesita el cliente el producto? En algunos mercados, la cobertura de EG se emplea como un complemento para el seguro de Gastos Médicos. En ese caso, la póliza debe cubrir todos los ataques al corazón agudos para realizar una prestación similar a un reembolso”.
A pesar de lo anterior, los autores destacan que aunque existe demanda de los clientes para el costoso enfoque de diagnósticos con todos los pagos incluidos, sigue siendo una opción muy arriesgada para las aseguradoras, especialmente con negocio garantizado. En este caso, las prestaciones escalonadas pueden contribuir a limitar los costos para los episodios menores. En mercados donde la EG se usa para cubrir la deuda y la falta de ingresos a largo plazo tras un infarto grave, una definición más sólida puede redundar en interés del propio titular de la póliza, ya que genera unas tasas más asequibles.
En ese caso, continúan, hay que evaluar el riesgo de cambios y sus consecuencias sobre los diferentes niveles de gravedad en las definiciones. “Tenemos el riesgo de un aumento de las tasas de incidencia debido al estilo de vida, algo que afecta a cualquier definición. También hay una tendencia hacia la mejora en la detección de los ataques al corazón, lo que puede conllevar más siniestros para las definiciones laxas”, refieren los representantes de Gen Re.
Finalmente, el documento de Gen Re refiere que, en general, la aseguradora siempre debe buscar elementos desfasados o poco claros. Sostienen que la mejor forma de garantizar que las expectativas del cliente están en sintonía con la cobertura del seguro estriba en contar con definiciones transparentes y fáciles de entender, donde se especifiquen claramente los requisitos de gravedad para el pago de la prestación. En conclusión, lo ideal es que las definiciones se revisen periódicamente para reflejar los cambios que se hayan producido en las definiciones médicas y en los estándares de tratamiento.