El brote de la nueva enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha causado ya un alto costo en vidas humanas y se reconoce por lo que es, una emergencia sanitaria mundial. A medida que el virus se propaga por el planeta, la pregunta es ahora si se pueden proteger las vidas de las personas y detener los daños económicos.
Así lo plantea Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones (EFI), del Grupo Banco Mundial en el artículo Una acción rápida puede ayudar a los países en desarrollo a limitar los daños económicos de la enfermedad por coronavirus.
Pazarbasioglu detalla que “a partir de experiencias pasadas, sabemos que una acción firme, coordinada y rápida marca la diferencia cuando la economía mundial enfrenta una amenaza común. Eso está empezando a ocurrir. Diversos países han anunciado programas de estímulos, varios han reducido las tasas de interés y tanto el Grupo Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional han dado a conocer grandes paquetes de asistencia financiera para ayudar a los países a afrontar la crisis sanitaria y limitar los perjuicios económicos”.
El texto revela que en las próximas semanas, todos los países deberán tomar medidas de políticas concretas para proteger a sus poblaciones y reducir los daños a sus economías.
“Nadie puede predecir de manera fiable el impacto económico total. Demasiado depende de cosas que son imposibles de saber, como la duración del brote, la cantidad exacta de países afectados y la magnitud de la movilización y manutención de una respuesta normativa rápida, coordinada y concertada. Pero sí sabemos que el brote se manifestó en un momento en que la economía mundial estaba débil, cuando el crecimiento global empezaba a recuperarse de su tasa más baja desde la crisis financiera de 2009”, indica la representante del Banco Mundial.
Agrega que esto tiene consecuencias preocupantes para los países en desarrollo: condiciones más estrictas de los créditos, un crecimiento más débil y el desvío de recursos públicos para combatir el brote podría disminuir los fondos disponibles para prioridades de desarrollo fundamentales. Una recesión económica podría afectar también la lucha contra la pobreza extrema. Es imprescindible, por lo tanto, que los encargados de formular las políticas en todas partes reconozcan de qué manera los daños económicos se pueden traspasar de un país a otro, y actúen rápidamente para prevenir que se propaguen.
Por otro lado, también señaló que los gobiernos deben evitar las políticas proteccionistas, que podrían empeorar las alteraciones en las cadenas de valor mundiales y aumentar los ya elevados niveles de incertidumbre. Pero más importante aún, los gobiernos deben evitar la restricción de las exportaciones de alimentos y productos médicos necesarios y, en cambio, trabajar juntos para apoyar una mayor producción y asegurar que los recursos lleguen a los lugares donde más se requieren.
La autora recomienda que por su parte, los países en desarrollo deben actuar rápidamente para:
- Aumentar el gasto en salud: en muchos países en desarrollo, los sistemas de salud pública siguen siendo débiles, haciendo que sus poblaciones sean vulnerables a la rápida propagación del brote. Los Gobiernos deben incrementar las inversiones que refuercen estos sistemas para permitir programas de tratamiento y control más rápidos.
- Fortalecer las redes de protección social: las transferencias de efectivo y los servicios médicos gratuitos para las personas más vulnerables podrían ayudar a frenar el brote y también a limitar los daños financieros derivados de este.
- Apoyar al sector privado: dado que es probable que empresas de todo tipo se vean afectadas, sería beneficioso que estas tengan acceso a créditos, reducciones de impuestos o subsidios de corto plazo.
- Contrarrestar las alteraciones de los mercados financieros: los bancos centrales en los países en desarrollo —en particular aquellos que son susceptibles a periodos de aversión al riesgo— deben estar preparados para reaccionar a movimientos de los mercados financieros incontrolados. Tal vez necesiten bajar las tasas de interés e inyectar liquidez para restablecer la estabilidad financiera y aumentar el crecimiento.