El aplanamiento de la curva de infección por COVID-19 en España está llevando a las autoridades del gobierno a diseñar una estrategia de desescalada de contagios y vuelta a la normalidad que se anticipa será dura y complicada; y que requerirá del esfuerzo y disciplina de todos para mantener el distanciamiento social y así evitar el surgimiento de nuevos brotes.
Autoridades sanitarias del país europeo advierten que debido a que se encuentra en una fase dura del combate a la enfermedad, sería un total error relajar las medidas de higiene y prevención, las cuales buscarán mantener a toda costa gracias a las duras restricciones impuestas en el estado de alarma, que deben consolidarse en los próximos días.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, reconoció hoy que el diseño de las fases futuras es “muy complejo”, al afectar a muchos vectores de la vida de los ciudadanos, como la economía y la salud, por lo que no existe certezas sobre “qué hay que hacer ni cuándo hay que hacerlo”.
Por su parte, el catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Rodríguez Artalejo, augura que España no volverá a la normalidad hasta pasados unos meses, durante los cuales vivirán una situación intermedia, que se extenderá más allá del verano y en la que seguirán las limitaciones en la vida diaria de la ciudadanía.