Por: Francisco Oliveros / CEO de Seguros SURA
Hace más de una década, el Gobierno anunciaba la iniciativa de llevar la seguridad social a todo mexicano a través de la puesta en marcha de lo que hoy conocemos como Seguro Popular. Esta iniciativa ha producido la reducción del gasto de bolsillo en salud para los mexicanos, ya que, de acuerdo con el Health at a Glance 2017: OECD Indicators, este rubro bajó cerca de 4 por ciento.
Sin embargo, México sigue registrando el segundo gasto más alto dentro de las naciones pertenecientes al organismo (la OCDE) y el doble del promedio, ubicado en 20 por ciento. Lo anterior es indicativo de uno de los grandes retos que en materia de salud se mantienen vigentes para el Gobierno mexicano, que vela por la procuración de un sistema eficiente de salud que no sólo tenga la intención de ser universal, sino que realmente cumpla con la función de brindar un servicio expedito y de calidad a la ciudadanía, además de ofrecer campañas de prevención que reduzcan los índices de mortalidad por enfermedades crónico-degenerativas.
Una de las obligaciones de cualquier gobierno es generar un sistema adecuado para garantizar una atención médica de calidad; pero, si somos objetivos, el sector asegurador también tendría que estar trabajando en el desarrollo de soluciones que nos permitan llegar a un mercado más amplio del que hoy captamos, de manera que la seguridad social solo se enfoque en la población más vulnerable del país.
Datos de la Encuesta de Inclusión Financiera 2015 revelan que, de los casi 19 millones de adultos con seguro, sólo 27 por ciento cuenta con uno de Gastos Médicos; por su parte, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) afirma que el gasto de bolsillo por persona en materia de Salud es de 4,066 pesos al año, es decir, 4 por ciento del salario promedio anual.
Con esos números podemos colegir que la baja penetración del seguro de Gastos Médicos en este país no es consecuencia de la falta de recursos, sino de la falta de voluntades.
Hoy la mayoría de las compañías aseguradoras compite por el mercado cautivo, y el desarrollo de productos que permeen otros segmentos de la población es prácticamente nulo.
Es una realidad que legalmente existe poca flexibilidad para que las aseguradoras modifiquen sus productos de Gastos Médicos; también es cierto que no hemos cambiado nuestra mentalidad y seguimos compitiendo por atraer a las personas que ya tienen un seguro, en vez de ir por ese 96 por ciento de la población que carece de él.
Debemos crear mecanismos que mejoren nuestra interacción con hospitales y médicos privados, de manera que podamos protegernos contra posibles fraudes y garanticemos una atención de calidad para los asegurados, sin escatimar en sus tratamientos, pero a la vez sin costear productos o servicios que no sean requeridos.
Si bien Gastos Médicos es uno de los seguros más vulnerables ante el incremento en la inflación, que repercute fuertemente en los servicios e insumos del sector médico, ésta no es un elemento ajeno a nuestra dinámica diaria. Si cambiamos nuestra mentalidad en favor del cliente, lograremos resolver este inconveniente.
Un último punto que debemos tomar en cuenta es que en la actualidad nuestro sistema de Salud sigue enfocado en curar enfermedades, en lugar de prevenirlas, por lo que también el sector asegurador podría ser un parteaguas en el cambio de paradigma y empezar a trabajar con los usuarios en prevenir, en lugar de remediar.
La no deducibilidad de las pólizas de Gastos Médicos reduce también el apetito de uso por parte de los usuarios. El Gobierno debería considerar este efecto, ya que lo que dejaría de percibir en impuestos lo reemplazaría con creces en ahorros dentro del Sector Salud.
Como se puede ver, estamos inmersos en un círculo vicioso en el que Gobierno, iniciativa privada y ciudadanía evaden su responsabilidad; y, para poder avanzar, es necesario que alguien rompa esta perniciosa inercia. Tal vez podría ser el sector asegurador el que asumiera ese papel.