2022: 55-40-30

Charlemos seguros

El asegurador

Ésta es  la última colaboración de una época y a la vez la primera de una nueva.

En el momento en que lleguen a tus manos estas letras, amable  lector,   se iniciará el año 2022, con el que también se iniciará en mi persona una serie de celebraciones de las que quiero hacerte partícipe en la medida en  que podremos compartir nuevamente lo que considero una de las más prometedoras etapas de mi vida profesional.

En este año celebraré mi cumpleaños número 55 y también los 40 años que tengo de poder conocer e interactuar con el sector seguros, así como    30 años de escribir colaboraciones   para este medio, que es mi casa y mi escuela, por lo que para dar comienzo deseo compartir contigo y con todos los lectores una panorámica del pasado y presente que he podido atestiguar, así como lo que espero sea un atisbo al futuro de los próximos 10  años, que he considerado y espero que sean la última etapa laboral de un servidor, y con ello poder dedicar cada vez más tiempo a actividades más colaborativas y trascendentes para mi persona y los que me rodean, incluyendo actividades como la escritura y la      divulgación de las ideas que pueda   aportar a México desde nuestro sector.

Espero que tengamos todos la bienaventuranza de un gran año por iniciar y que el 2022 abra los brazos y los ojos de toda la humanidad para poder seguir compartiendo lo mejor que poseemos.

“Hay una mitad del mundo  con una flor en la mano, y la otra mitad del mundo  por esa flor esperando”.

Facundo Cabral

El pasado                

Era el año de 1982 cuando, en las largas vacaciones que se presentaban al pasar de la escuela secundaria a la preparatoria, mi señora madre me invitó cordialmente a hacer algo productivo para   colaborar en la economía familiar, al menos con el pago de la cuenta del teléfono. Y ese fin de semana del mes de julio tomé las páginas de un diario citadino en la sección de empleos, encontrando un anuncio en el que se invitaba a formar parte de un equipo de ventas con la posibilidad de tener flexibilidad de horario y un ingreso sin límites, de acuerdo con las capacidades de cada sustentante. ¿Adivinan? Era      un anuncio de reclutamiento de agentes de seguros.

Entré como  subagente debido a mi corta edad y  comencé a explorar los caminos del sector seguros. Tiempo   después, y ya formado gracias a la responsable   capacitación de la empresa en cuestión, que me sacó de la ilegalidad y me dio la oportunidad de tener una cédula provisional en la inmediatez de mi mayoría de edad, no dejé de vender estos productos financieros y  expandir  las bondades   de los seguros hasta la edad de los 20 años, cuando       comencé mi carrera como instructor y dejé mi cédula de agente para formar compañeros en diversas compañías del medio.

Eran entonces solo 35 empresas de seguros, dos de ellas nacionalizadas, y aún estaba por venir el gran desarrollo que trajo   entonces el TLC (Tratado de Libre Comercio de Norteamérica), que facilitó la posibilidad de inversión extranjera en el sector e hizo crecer en número de empresas a nuestra patria, con el consabido temor de los agentes de desaparecer debido  a la venta por diversos canales de distribución, el cambio en las leyes y el alza de requisitos académicos y formativos para ser agente de seguros en México.

Afortunadamente no pasó así, y permanecieron activas las   miles de cédulas de aquellos tiempos (que eran pocas). No obstante,  hoy entre los casi 70 000  agentes que conforman el sector, los nuevos canales alternos de distribución y la cultura creciente de la previsión y el ahorro, aún  no podemos pasar del famoso 2.5 por ciento  de penetración en el PIB nacional que tanto se menciona y se proyecta a futuro en las ediciones de los congresos del sector,  a los que he podido acudir en calidad de acreditado de prensa gracias a la fortuna de escribir para este medio desde el mes de mayo de 1992.

Mucha agua ha pasado bajo el puente    desde ese tiempo, y me propongo seguir comentando y ampliando esta historia por diversos medios para poder   hacer una reflexión sobre mi papel fundamental en el concierto del sector, algo  que ha sido mi bandera de trabajo: el agente de seguros es un emprendedor y se puede convertir en empresa para trascender.                                       

El presente            

Cuarenta años    después de ese inicio y de vivir los cambios y las transformaciones que ha vivido el mundo, nuestro país y el sector en general,   he podido llegar junto contigo a un escenario actual en el que las legislaciones han cambiado, la tecnología nos ha invadido y el daño que hemos hecho a la naturaleza como humanidad ha comenzado a causar  estragos por medio de      grandes sorpresas, como la pandemia que hemos presenciado en los recientes años.

El papel del agente se ha podido consolidar como el de un empresario independiente de la asesoría en seguros y fianzas y se ha expandido en sus alcances de vocero de la prevención y las finanzas personales y empresariales  para con ello generar empleos, aportar a la economía y fomentar  el papel del seguro y de la fianza en   nuestro alrededor.

No obstante, aún  queda mucho por hacer en muchos sentidos, y me da gusto ser  parte de su evolución.

Por un lado, las asociaciones gremiales cada vez toman mejor forma y estructura;  incluso he colaborado en este sentido con la Fundación  del Club de Empresarios en Seguros, A. C., y con ello aportamos todos para que adquiera mayor  peso       la figura del agente como un intermediario necesario y una gran opción para acceder a  un producto financiero como el seguro o  la fianza, acompañado de una asesoría más  diferenciada y profesional.

Por otro lado, usando la tecnología hemos visto cómo  proyectos de democratización del conocimiento, como Soy Agente Actualizado, que tuve el honor de  fundar, han alcanzado a más   de 20 000    estudiantes,  que encuentran ahí la forma de actualizarse y de entrar en el  sector, pues esta plataforma pone   a su alcance los materiales y simuladores de examen para que asimilen  de una manera armoniosa   los conocimientos básicos que un asesor en pleno sentido debe dominar  para ostentarse como tal y ser una diferencia frente a otros canales de venta.

Por último,   y gracias a esta casa editorial, he podido escribir un par de libros        en los que comparto las bases de la visión empresarial, así como   las fórmulas y los procesos, los principios rectores que dan vida a este oficio,       las estrategias y las acciones para ser      empresarios especializados en  la asesoría sobre seguros.   

Ha sido un honor usar la palabra escrita para llegar a miles de corazones e incitarlos a soñar, a actuar y a disfrutar de hacer empresa en México.

El futuro           

Recientemente escribí un texto en   mis redes sociales y grupos luego de una profunda reflexión sobre lo que pretendo compartir y los porqués de ello en estos últimos 10  años de actividad profesional. Ese texto     resume lo que pretendo hacer en el futuro. Lo cito:       

“Estoy por iniciar en la década 2022-2032 lo que considero será la última odisea   y locura de un servidor en el sector seguros en México   y el mundo.

Ya me tocó hace unos 25 años empezar a ser una loca voz en el desierto  afirmando que el agente de seguros es empresario. Y         hoy, afortunadamente, ya se habla por todos lados de ese concepto;  se habla de marcas personales, orden financiero, políticas de personal, mercadotecnia y trascendencia de las empresas.

Pero no es suficiente, ya que también he visto a mis amigos y clientes acumular riqueza personal sin invertir adecuadamente en sus empresas;  he visto la desesperación y obsesión de algunos por conseguir consejos, concursos, campeonatos,  lugares y viajes de honor, desestimando al prójimo y los esfuerzos loables que cada quien se propone en su vida;  he visto morir a muchos amigos con mucho dinero pero pobreza espiritual;  he vivido con personas que conducen autos de lujo pero viven  infiernos en su espíritu que tratan de ahogar en excesos a su vez;  también he visto empresas en donde las diferencias de ingresos entre sus colaboradores y los dueños son estúpidamente indignantes, y aun así se quejan de su mal desempeño o de que   los “roban por más  sueldo”.    

Y todo esto no  me gusta. No    me gusta nada.    

Por esto, en la siguiente década quiero poner en las elecciones del tipo de empresa que puede hacer un agente y promotor  la opción de ser una empresa con repercusión  social, y ello tiene muchas implicaciones fuertes, sobre todo en el sentido de remar contra corriente en un mundo de individualismo, capitalismo rapaz y enfoque en la riqueza personal               y muchos aspectos más   que son comunes al sector y al mundo  pero que nos han llevado a las consecuencias y resultados de desigualdad, discriminación, acumulación injusta de los recursos y depredación de los recursos naturales. 

Será una justa retadora, digna de locos en un tiempo que nos invita a todo lo contrario. Pero me aventuraré aun  a costa de lo que sea. Para mí, aún      son tiempos de molinos de viento que parecen gigantes por  vencer… Me   indigna cómo  a muchos la pobreza, la desigualdad, la discriminación y muchas cosas más ya les resultan cotidianas, y puede haber departamentos en muchas ciudades que cuestan   millones de dólares y cuya vista desde el comedor da  a las llamadas “ciudades perdidas”, o campos de golf con vista a basureros.

Pero he decidido hacer algo   en estos próximos 10 años. Que  no se malentienda: creo en          la empresa;  creo en los resultados y el esfuerzo individual;   creo en la competitividad,         pero distinguiéndola de la competencia rapaz      a la que nos induce el sistema actual.  Invito a quien      quiera saber más”.                             

Mi frase de batalla será:

“El  mejor negocio es terminar contento”.

Bienvenida seas, década  2022-2032 (55-40-30).  

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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