Llegamos al final de un año caracterizado por la incertidumbre ante el cambio de Gobierno que se dio en los últimos días de 2018, con grandes dudas entre el empresariado y con muchos tropiezos y pocos aciertos (aunque sí los hubo). Al nuevo Gobierno le ha costado mucho trabajo conocer la diferencia entre una campaña política (la más larga de la que se tenga recuerdo) y el ejercicio del poder.
Por ello, mis estimados amigos, los invito a que Charlemos Seguros sobre los retos que nos plantea el año 2020 y las expectativas que sobre él existen en nuestra querida industria aseguradora, que siempre en épocas de crisis ha mostrado su fortaleza y ha capitalizado el entorno para conseguir crecimientos, aun en circunstancias adversas.
Comenzaré diciendo que una de las asignaturas pendientes de las nuevas autoridades ha sido el crecimiento económico, y pasamos de un crecimiento muy bajo durante la última Administración a un crecimiento nulo durante el primer año del presidente en turno; más preocupante resulta escuchar declaraciones en las que se reconoce que la economía no crece pero se afirma que “existe mejor distribución de la riqueza”. Aquí es en donde yo me pregunto: ¿cuál es la riqueza que se pretende distribuir en una economía que no crece?
Al respecto me conforta recordar que la industria aseguradora siempre ha presentado crecimiento, al menos en los tres periodos de crisis que me ha tocado vivir en los poco más de 20 años que llevo laborando en el mercado asegurador, y aún albergo el deseo de que ello suceda nuevamente ante una situación de recesión económica, que parece inminente; sin embargo, también creo que la incertidumbre que se vive hoy en México es algo que no había sido tan palpable en las crisis recientes.
Lo que he podido observar, al menos en el tema de seguros médicos, es que la gente, a fin de conservar sus pólizas y no perder la antigüedad, ha hecho toda clase de ajustes, con los que se consigue abatir el costo, pero en detrimento de la protección que brinda este producto, ya que los deducibles solicitados son cada vez más altos y los niveles hospitalarios solicitados van a la baja; algo muy similar he visto en las pólizas de seguro de Auto, en las que las coberturas amplias han pasado a limitadas, situación que provocará sin duda un incremento en los costos, ya que en los últimos meses la cobertura más afectada en este producto es justamente la de robo total.
En fin, para no cansarlos más con datos duros, debo decir que 2020 será también un año sobre el que se tienen grandes expectativas en la industria, ya que dará paso a nuevos productos, con coberturas diferenciadas en el mercado; y seguramente veremos el despliegue de toda la creatividad de las áreas técnicas en busca de la consecución de presupuestos dentro de un mercado contraído, como se estima que seguirá en México.
Siempre me ha gustado ver estos temas desde una perspectiva positiva, y creo que los retos del año 2020 serán las oportunidades que busca nuestro mercado; y, a pesar de que no se ve la intención del Gobierno de promover el crecimiento de la industria, será la industria la que mostrará el potencial que existe y la importancia del aseguramiento como un instrumento de crecimiento de la economía. Como mencioné líneas arriba, ésta es una asignatura que tiene pendiente la autoridad, y no se ve claro cuándo la solventará.
También tengo plena confianza en que la cultura del ahorro florecerá ante la incertidumbre planteada por las decisiones de la gente en el poder, ya que la desconfianza muchas veces hace visible la necesidad de previsión, con lo que creo que los planes personales de retiro alcanzarán un auge, ante los pobres resultados que se esperan de las afores, que constituyen el único esquema que plantea el Gobierno para el retiro de millones de personas que comenzaron a trabajar después de la entrada en vigor de dicho esquema, que dicho sea de paso ya tuvo su primer fracaso en Chile, el primer país latinoamericano que lo instituyó y en donde hace años se comenzaron a sufrir las consecuencias de la insuficiencia del sistema, que ahora todos podemos percibir, ya que ésta es una de las causas de los disturbios sociales que se han dado en nuestro vecino suramericano.
No podemos ser ajenos al deterioro que se ha dado, y que se seguirá dando, en la economía mexicana, la cual no da visos de mejora durante este año y está agobiando de manera importante a algunas industrias en específico, como la automotriz y la de la construcción. Pero, si somos capaces de manejar el entorno y transformar esas crisis en oportunidades, podemos decir que la industria aseguradora puede ser una de las menos afectadas por los vaivenes económicos y las pifias de los funcionarios que toman decisiones en el actual Gobierno.
Como pueden ver, amigos, hay una expectativa muy grande respecto de lo que puede ser el comportamiento del mercado, el entorno y la cultura aseguradora durante este año, pero siempre dependerá de nosotros, los que formamos parte de esta industria, conseguir capitalizar los acontecimientos en beneficio de toda la población mexicana.
Así las cosas, hagamos que las cosas sucedan, como siempre se ha conseguido, y mantengámonos en acción, en apoyo a nuestra industria y a la población entera de este bendito país.
¡Un abrazo!