En el póker abierto se dice: “Como veo doy”, refiriéndose a que aquel que da las cartas lo hace de acuerdo con la forma en que cada jugador se manifiesta. Si abre su juego, la siguiente carta para él se le dará cerrada; pero, si mantiene alguna carta de su juego cerrada, entonces se le dará una carta abierta.
Esa misma potestad debemos tener todos permanentemente para manejar las relaciones con la gente que nos rodea y con aquella con la que tenemos contacto.
En otras palabras, en nuestra vida, nosotros somos quienes repartimos las cartas; así que de ninguna manera debemos ceder las cartas para que alguien más reparta en nuestro nombre, ni permitir que nadie nos imponga nada: el control debemos tenerlo nosotros. Me parece que esta analogía puede ser de gran utilidad en nuestra manera de relacionarnos con los demás.
Si bien lo ideal sería actuar siempre de la mejor y más amorosa manera con cualquiera, ya que lo que lancemos al mundo nos regresará potenciado (y obviamente nadie quiere que le venga de regreso nada negativo), también es conveniente aprender a interpretar la actitud de los demás para con nosotros y tener la habilidad de lidiar de la manera más inteligente con la gente con la que nos relacionamos.
Conforme profundizamos en ello, nos vamos percatando de que, si queremos evitar un desgaste innecesario con quien nos rodea, tenemos que ser selectivos y desarrollar la habilidad de abrir o cerrar la llave del flujo de la interacción con otros, de manera que logremos ser más asertivos. Cuanto más desarrollemos esta habilidad, mejor resultado tendremos.
Lo anterior significa también que no deberíamos esforzarnos en vano con gente que a lo mejor ni siquiera merece nuestra atención. Basta recordar algunas frases de Jesús —desde mi personal visión, el máximo maestro—. Me encanta esa que dice:
“Debemos ser astutos como las serpientes e inocentes como las palomas”.
Esto confirma que debemos ser buenos y no aceptar la equivocación del mal-pensar o del mal-sentir, porque ello no va a derivar en nada bueno para nosotros como consecuencia.
Pienso también que no debemos exponernos ante gente que no vale la pena, y la mejor manera de hacerlo es evitar a ese tipo de gente en la medida de lo posible.
Otra frase de Jesús que me viene a la mente reflexionando en esto es esa que dice: “No les des tus margaritas a los cerdos”. Es sin duda una frase fuerte, pero creo que a veces se requiere cierta crudeza en el mensaje para asimilar mejor la enseñanza, y lo que entiendo de esta frase es que a veces confiamos de más en las personas y les compartimos cosas que sería más inteligente no compartir.
Así que mi consejo sería, como dice esa excelente y famosa actriz, Meryl Streep: “Llegamos a una edad en la que no necesitamos aguantar nada ni a nadie que no nos aporte cosas positivas, por convencionalismos sociales o por quedar bien con otros”.
Por lo anterior, yo trato de seguir la enseñanza y con gusto la incorporo a la manera de relacionarme; y trato de sacar ventaja del mensaje que envía esa frase del póker abierto que dice: “Como veo doy”.